Caso 7: La carroza fúnebre vacía. Capítulo 3: Sentimientos encontrados

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Para la suerte de Alline al llegar, era que sus hijos estaban dormidos. Eso causó un alivio enorme a la ahora, detective inspectora. Los dos se subieron, Alline, quien era seguido por el inspector en silencio. Entraron al segundo piso, el cual, todo estaba en completo silencio. Respiro profundo, sacando todo el enojo que todavía tenía.

- Todo estará bien. Ya verás cómo Sherlock, no hará que cambie ninguno de nuestros planes-

- Gracias, Greg- le susurro Alline.

Al principio se acercó para besarla. Poco a poco los besos se empezaron a subir de tono. Alline rodeo su cuello, sin dejar de besarle el cuello. Fueron directos a su cuarto para poder seguir demostrándole, lo mucho que lo necesitaba. Lestrade la acostó en la cama. Cuando los besos se convirtieron en apasionados, empezaban a quitarse la ropa que tenían puesta.

- Te amo Alline- dijo en un susurro en su oído.

- Yo también te amo.

Se iba a acomodar, cuando escucharon el grito de la señora Hudson. Se tuvieron que separar para ver que era la razón por la cual había gritado. Los dos se pusieron su pijama, y Alline se puso su bata. Al bajar, se quedó callada por unos minutos, él había regresado a Baker Street, porque no tenía otro lugar en donde quedarse.

- Alline...- dijo la señora Hudson.

- Lo sé- le contestó Alline sin moverse de su lugar.

- ¿Qué haces aquí Garry? – preguntó Sherlock sorprendido, al ver que estaba ahí.

- Vivo aquí, con Alline y mis hijos, en el piso de arriba- contesto Greg.

- Alline es mi prometida.

- No, Sherlock- intervino Alline-. eso fue hace dos años.

- No, puedes estar con él. No es tu hombre ideal.

- Sherlock, basta- dijo esta vez molesta-. No trates de interferir en mi vida. En nuestra vida.

Alline agarro a Greg de la mano y se subieron sin decir una sola palabra. Se acostaron en su cama. Alline se acomodó, dispuesta a dormir. Estaba a punto de caer en los brazos de Morfeo cuando escuchó unos disparos del piso de abajo.

- No, por favor- murmuró medio dormida.

Lestrade también se despertó. En eso, escucharon que sus dos hijos empezaban a llorar desde su cuarto. Los dos se pararon, iba a entrar a su cuarto cuando sintió la mano de Lestrade en su pecho.

- Yo los duermo- le dijo Lestrade con seguridad.

- ¿En serio?

- Sí, ve con Sherlock a quitarle el arma. Necesitas... hablar con él.

- Greg, no tengo nada que hablar con él.

- Baja, yo los tranquilizaré.

Alline se acercó para besarlo. Después se bajó al primer piso del número 221B. Vio que la puerta estaba abierta. Entró sin dudarlo dos veces. Estaba acostado en el sillón, estaba a punto de disparar de nuevo, cuando Sherlock vio que Alline estaba parada.

- ¿Podrías dejar de disparar? – dijo algo molesta-. Mis hijos, Greg y yo, tratamos de dormir.

- Necesito tú ayuda.

- Tú no necesitas mi ayuda.

- Hay un grupo de terroristas en Londres. Tú también extrañas esa sensación de adrenalina.

- Sherlock- lo interrumpió antes de que dijera algo más-. No voy a volver a ayudarte. Trabajo, otra vez, en Scotland Yard, con Greg. Si trabajamos juntos, es porque te necesitan, no porque este de vuelta contigo, creo que John piensa la misma manera que yo.

Se acercó para quitarle la pistola, pero el momento en el que agarro su mano, él la jaló al sillón. La empezó a besar, pero ella se alejó.

- Sherlock.

- Alline.

- No puedes.

En eso se acercó para besarla de nuevo, está vez se lo devolvió. Alline le rodeo el cuello con sus brazos, Sherlock puso sus manos a los lados del sillón. Se siguieron besando, cada vez más subidos de tono. Sherlock empezó a poner su mano en la pierna de Alline, recorriéndola poco a poco, hasta llegar a su muslo, Alline se separó rápidamente, haciendo que se parará casi de inmediato.

- Esto no está bien- dijo Alline mientras se acomodaba el cabello.

- Pero esto antes te gustaba.

- Sherlock, estoy con Greg...

- No lo amas.

- Sherlock. Tengo una relación Greg, una bonita relación de dos años. Tengo una familia con él, los dos somos muy felices. Tengo unos lindos hijos, muy encantadores. Solo te pido que no dispares en la noche, no dispares.

Alline se dirigió a la puerta. Vio por última vez a Sherlock antes de subir. Iba a decir algo, pero prefirió quedarse en silencio. Subió a su piso sin decir nada. Se fue directo a su cuarto, en donde Greg ya estaba acostado, esperándola. Alline se acostó a su lado sin decir nada.

- ¿Todo bien? – le pregunto Lestrade.

- Sí- mintió Alline-. No volverá a disparar la pared a la mitad de la noche.

- Es muy noche.

- Lo sé.

- Los niños están dormidos. Estamos despiertos.

Alline solo le sonrió. Empezaron a besarse, está vez nadie los interrumpió. A pesar de que le gustaba cómo Lestrade lo hacía en las noches, a pesar de que se lo había demostrado innumerables veces en los últimos años. Alline tenía su cabeza en la persona, que se encontraba en el piso de abajo.

El sociópata y yoWhere stories live. Discover now