Capitulo 13.

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Monty no le había roto el corazón.

La había cabreado.

Bueno, no había sido él quien vaciara sus cuentas bancarias, y sabía que se había pasado tres pueblos al atacarlo de esa manera.

Monty y ella habían sido amantes sólo dos semanas antes de echarle de una patada de su cama al darse cuenta que no era su tipo.

Tenían intereses comunes y, a pesar de que era demasiado egocéntrico, disfrutaba de su compañía.

Habían salido juntos, habían ido al cine y a salas de exposiciones, se habían interesado mutuamente por sus trabajos.

Y aunque sabía que era demasiado melodramático, sus enardecidas llamadas desde Denver la habían preocupado.

—No estaba enamorada de él —dijo ella—. Yo no me enamoro. Pero éramos amigos y parecía cada vez más frenético cuando hablábamos por teléfono. Llegué a pensar que se iba a suicidar de verdad. Los amigos son importantes para mí. No podía darle la espalda.

—Mis amigos también son importantes para mí, pero si uno de ellos tuviera problemas, tomaría el primer vuelo disponible, en vez de recogerlo todo y mudarme.

Ella sacó una goma elástica del bolsillo y se recogió el pelo en una coleta suelta.

—De todas maneras pensaba marcharme de Seattle. Aunque no era mi intención acabar en Rawlins Creek.

Pasaron junto a un cartel que anunciaba la venta de ovejas.

Repasó mentalmente la lista de sus amigos más cercanos, tratando de encontrar a alguno que le pudiera prestar dinero, pero todos tenían dos cosas en común.

Un buen corazón y poco dinero.

El bebé de Brinia tenía serios problemas médicos, al señor Grey apenas le llegaba con lo de la seguridad social, Mai no se había recobrado aún del fuego que había arrasado su estudio, y Tonya se había ido a recorrer el Nepal con la mochila a cuestas.

Lo que la hacía depender totalmente de un desconocido. Era como volver a la infancia una vez, más, y odiaba esa sensación familiar de miedo que la invadía.

—Venga, Castora, cuéntame algo de ti.

—Soy Blue . 

—Cariño, si tuviera tu gusto con los hombres, yo también sería Infeliz.

— Blue es mi nombre. Blue Bailey.

—Parece un nombre falso.

—Mi madre estaba algo deprimida el día que rellenó mi certificado de nacimiento.

Se suponía que debía llamarme Harmony, por armonía, pero ese día había habido una revuelta en Sudáfrica, y Angola se había sumido en el caos... —se encogió de hombros—, no era un buen día para llamarse Harmony.

—Tu madre debe de ser una persona con conciencia social.

_____ le dirigió una sonrisa de pesar.

—Podría decirse que sí. —La conciencia social de su madre era la causa de que las cuentas de Blue estuvieran vacías.

Él le señaló con la cabeza la parte trasera del coche.

Ella percibió un diminuto agujero en el lóbulo de su oreja.

—Esas pinturas que hay en el maletero —dijo—, ¿es un hobby o un trabajo?

—Trabajo. Hago retratos de niños y mascotas. Y murales.

—¿ No es difícil captar clientes yendo de aquí para allá?

Juego de Seducción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora