4. La búsqueda

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Bobby había mandado a Sammy un rato al patio para que jugará con Hércule. Mientras tanto él, Joshua y Jim discutirían la forma de encontrar a los dos Winchester faltantes.

—Yo sugiero que primero empecemos preguntando en los hospitales, Dios no quiera pero quizás tuvieron un accidente —Jim sabía que desde el primer momento en que conoció a Sam, el niño logró acaparar un lugar especial en su corazón.

—Además, yo tengo muchas ganas de conocer al hermano, en la última hora he oído tanto de Dean que ya casi lo visualizo con capa y espada —dijo Joshua.

—No tienes idea de lo sobreprotectores que son esos dos idiotas con Sammy, pero Dean se lleva el primer lugar de héroe del año —Desde que Bobby conoció a esos chicos no había un solo día que no estuvieran siempre juntos, Dean siempre velando por el bienestar de Sam.

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Mientras tanto, Sammy trataba de jugar con Hércules pero simplemente no podía. Él extrañaba a su familia, extrañaba que Dean estuviera allí con él cuidándolo de no hacerse daño, aunque Dean sabía que el perro de Bobby no mataría ni a una mosca.

Sin Dean, él se sentía desorientado como si hubiese perdido su mundo y así era. Él perdió a su hermano y mejor amigo, y algo muy en el fondo le decía que no lo volvería a ver.
Ante tal pensamiento no pudo detener las lágrimas que empezaron a bajar por sus mejillas y mucho menos pudo quitar ese dolor de su pecho. Un dolor latente que sin duda lo seguiría por años.

Hércules se acercó lentamente a Sammy. El perro podía sentir que algo no andaba bien con el niño así que trato de darle consuelo de la mejor y única manera que sabía, lamiendo las mejillas de Sam, provocándole cosquillas lo cual trajo una que otra risilla de parte de Sammy.

—Gracias chico —dijo Sammy mientras le daba un abrazo al gran Golden Retriever y volvían a reanudar su juego, sin embargo el dolor todavía continuaba allí, recordándole una familia perdida.

Pasaron las horas y los cazadores ya habían llamado a casi todos los hospitales del estado y aún no tenían ni la más mínima idea de qué puedo haber pasado con John y Dean.

Teniendo que hacer una pausa, Bobby se dispuso a encender la estufa; al parecer había sobrado bastante chili de ayer, sería mejor así solo tenía que recalentar y servir.

—Joshua puedes llamar a Sam, la comida ya está lista.

—Claro.

Joshua salió al patio trasero escaneando el área y como el buen cazador que es, rápidamente logró ubicar al niño debajo de un gran árbol con la cabeza de Hércules en su regazo. Joshua se acercó lentamente haciendo sonar sus pasos para no asustar al chico, después de todo era hijo de un cazador.

—Hey niño —saludó— El almuerzo está listo.

—Kay, gracias señor Joshua.

—Oye niño no es necesario el señor, solo llámame Josh.

—Está bien, pero ya sabes que no es necesario llamarme niño todo el tiempo. Me puedes llamar Sam —respondió Sam con gesto muy serio.

Bueno eso es lo que yo llamo contraataque, el chico es muy inteligente y maduro para su edad, quizás todo se deba a la clase de vida a la que ha sido arrastrado. Pensó Joshua con admiración y pesar.

—Vale, tú ganas niño... eh digo, Sam. Y aquí entre nosotros ¿cómo diablos te gusta ese foso de chile el cual Bobby llama comida? —Simplemente Josh no podía quedarse con aquella gran duda. Quizás parte del entrenamiento del gran John Winchester era la resistencia al dolor digestivo... bueno que estaba exagerando un poco pero entre cazadores existen cosas raras.

Carry on you are not aloneWhere stories live. Discover now