Peri broton kai theon.

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Gastamos mucho tiempo esperando nuestra oportunidad, y cuándo están distraídos, vamos por la espalda y les cortamos las alas.

Pero, ¿cómo no sentirte culpable después de tal barbaridad, después de tal dolor provocado intencionadamente a un ser tan hermoso y delicado?
Así que, para no sentirnos culpables, le anestesiamos para que no sienta dolor. Aunque le hayamos cortado las alas, ellos no lo notan, o al menos en un principio y eso parece ser suficiente para quitarnos la mala conciencia de encima.

Cuándo ya está hecho, cuándo le vemos ahí, tan débil cómo frágil, quizás nos sintamos mal, por lo menos un poco, pero en vez de ayudarle para remediar el daño, huimos.

Corremos despacio, caminamos deprisa. Nos escondemos a la vista para que esa visión nos esconda. Pero bueno, más se perdió en la guerra, ¿no?
Entre males mayores este pasa desapercibido. Pero, ¿quién decide que tan grande es un mal?

Nadie sabe lo que hemos hecho. Ese pobre ser se despertará un día e intentará volar. ¿Volará...? No, porque tú se lo prohibiste. Tú. Pero no sólo tú. Nos quejamos del mundo pero no hacemos nada más que contribuir a que siga igual. Tú le cortaste las alas, pero todos hicimos creerle que sus alas no servían.

Aunque no le privamos de la capacidad física de volar, le provocamos inseguridades, miedos y pensamientos que le privarán de la incapacidad mental para auto convencerse de que sí volará.

Y tal vez, si un día, a escondidas del mundo, él intenta volar, ahí se dará cuenta de que no tiene sus alas.
Esos seres increíbles, esas especies que están por encima los mortales e incluso los dioses, dejarán de mirar hacia arriba.
Verán distintos los colores, dejarán de soñar en volar por el cielo cómo les decían que harían.

Entonces, y solo entonces, él se dará cuenta de que dejó de ser un ángel, para convertirse en humano. Y todo fue nuestra culpa.

Algo.Where stories live. Discover now