Gente nueva

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Hoy he conocido dos personas.

Una estaba muerta de miedo, y a la otra le falta tiempo para empezar a correr detrás de algún sueño y jugársela.

A los dos les rompieron el corazón alguna vez: uno se rompió y se juró nunca volver a querer. El segundo cogió impulso y se enamoró. Esta vez pisando tierra firme. Sin promesas imposibles y , aun sabiendo que un día acabará, lo vivió con todo su ser. Comprendió que confiar no es poner la mano al fuego, sino ponerla cuando la primera aún duela.

Hay dos de lo mismo. Y hoy los he conocido.

Uno cree que nunca será lo que anhela, pero el otro ya lo consiguió hace tiempo. Mientras uno se esconde entre sábanas, preguntándose dónde habrá dejado esa fe que no recuerda haber perdido, el otro se come las lágrimas, las traga, las digiere y se dice que es fuerte. Uno a penas se mira cuando se lava los dientes, desayuna de pie tan rápido como puede, pasa  por delante del espejo y pensando en todo lo que no le gusta, huye. El otro observa el reloj de la cocina mientras se come una tostada tranquilamente, y, de vez en cuándo, algún capricho de chocolate.

Uno es la fiera indomable, incapaz de obedecer a caprichosos y el otro agacha la mirada y camina lento entre la multitud, con la música cómo mejor amigo. Nunca se pondrán de acuerdo. Y lo saben.

Hay dos partes de mi, y no encajan. Se pegan, se arañan, se cansan de vivir junto a mi. Se quedan sin voz y se miran. Sólo por unos segundos, dejan de ser humanos y solo son dos fieras que luchan por salir. Uno me da la espalda y me golpea al estomago. El otro sube por mi garganta, ahogándome, hasta que llega a mi mirada y me suplica, mirándome a los ojos, que le deje escapar.

Uno siempre me recuerda que quiere matarme, y el otro, ya no puede, vivir sin mi.

Algo.Where stories live. Discover now