Capítulo Vigésimo Tercero

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Dionisio la miró sin decir palabra alguna... Sus ojos fijos en los de ella, esperando haber escuchado mal. Jamás se había quedado sin habla, y allí estaba mirando a esa mujer dulce e inocente que le pedía fuese su amante y de su boca no podía salir ni media sílaba. Cristina por su parte sentía su corazón latiendo a velocidad, él no contestaba y la miraba sin expresión alguna, pasaron unos segundos interminables que hicieron que Cristina perdiera el poco valor que había sentido para expresar su petición. 

- ¿Vas... a responder? - Ella se mordió el interior de la mejilla y sus manos se movieron nerviosamente. 

- Creo que me perdí en la conversación... - el carraspeó y su voz no sonó tan segura como hubiese querido demostrar. - ¿Puedes volver a decirme por qué estás acá? - Ella sonrió y se sonrojó 

- Te pedí... Que tu y yo... Bueno... Que seas mi amante. - El volvió a quedarse muy quieto. Y de repente se puso muy serio. 

- No te entiendo... Hasta hace unos momentos... En el desfile ese... Me dijiste que me alejara de ti - Ella se sonrojó aún más 

- Pude haber cambiado de opinión... 

- ¿Qué te hizo cambiar de opinión? - Dijo con voz ronca

- Pensé que con toda esta persecución... Aceptarías al instante - Dijo frunciendo el ceño 

- No te confundas... Te deseo Cristina... Y te tendré - Ella sintió sus pezones erguirse al escuchar la declaración - pero no estoy seguro que tu estés convencida de lo que me estás pidiendo. 

- Soy una mujer... - Dijo indignada - Por supuesto que estoy convencida - El se acercó y se pegó a ella.. Ella dio un paso atrás automáticamente y el tomó su brazo para pegarla a él con suavidad. 

- Me queda claro que eres una mujer - Dijo apretando su erección a sus caderas, arrancando un suspiro de excitación en Cristina - solo quiero preguntarte en qué quedo el encaprichamiento que tenías por mi hermano - Ella se soltó con brusquedad

- Ese no es tu problema...

- Lo es... Sobre todo si me estas pidiendo que te lleve a mi cama

- Me equivoqué al venir aquí - Ella se iba a ir y el la retuvo, pegando su espalda a su pecho, inhalando el aroma de su cabello.

- No te irás... - El bajo a su cuello y posó sus labios allí donde latía su pulso acelerado. Besó, succionó y lamió su cuello. Ella echó la cabeza atrás y jadeo entregándose a las sensaciones. 

- No quieres aceptar mi trato... - El acarició su vientre con suavidad y besó y mordió con suavidad el lóbulo de la oreja. Ella llevaba un vestido ajustado a su cuerpo... Y el estaba deseoso de arrancárselo. La volteó para que quedara frente a el, tenia los ojos ensombrecidos por el deseo y los labios entreabiertos, el posó sus manos en la espalda y pegándola a él le ordenó 

- Ante tu boca para mi, Cristina - La besó, sensual y ardientemente, ella se dejó y comenzó a sentir como subía la temperatura, como crecía su deseo de entregarse. El la agarró de las caderas y la pegó a su erección. Ella gimió y se agarró con fuerza a su camisa, comenzando a desabrocharle los botones, el sintió sus manos en su pecho y suspiró de placer. Buscó aire y dejó un reguero de besos en su cuello. 

- Nunca... Nunca me había sentido así... Cómo... Cómo haces para hacer... Ahh... Que mi cuerpo no me pertenezca ? - El pegó su frente a la de ella, mientras respiraba con dificultad. - quiero sentirlo otra vez... - El se quitó la camisa con rapidez y la besó en los labios de nuevo - Quiero sentir lo que sentí la otra vez.. - Ella lo estaba matando... Él buscó la cremallera de su vestido y ella se pegó a su pecho, y le besó con suavidad al tiempo que sus manos viajaban hasta sus hombros para sostenerse. El la miró y sacudió la cabeza y gruñó con frustración, se separó de ella con la poca fuerza que le quedaba. 

"Tu Eres Mi Elección"Where stories live. Discover now