Capitulo 11

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-¿Cómo vas con Sean?

-Más o menos.

-¿Por qué no hablan un poco?

-Quise hacer eso, pero como no quería bajar, así que intente bajar por la enredadera al lado de la ventana, tuve en accidente y me enredé. Él vino y se rió. Caí sobre él y bueno. Ahí apareciste.

-Que oportuna.- dijo sonriendo.

-La verdad, si.

-Vamos.- me tomó de la mano.

-¿A dónde?

-A hablar con él.

-Mejor voy sola.- rematé soltándole la mano.

-Tal vez sea mejor así. Porque seguro que te mando algún comentario.

-Exacto.

Miré por la ventana para ver si Sean estaba. Seguía donde lo había visto alejarse. En la banca frente a la pileta.

Camine hasta donde él se encontraba.

-¿Me dejás un espacio?

-¿Para qué?

-Quiero que hablemos.

-Yo no quiero.

-Entonces te lo digo parada. No voy a irme hasta que me escuches.

Hubo silencio y entonces se corrió a un lado para que me sentara.

-Gracias.

-¿Qué queres decirme?-dijo serio.

-Quiero que sepas que no apoyo el matrimonio.

-Eso me quedo claro.

-Mi padre me estuvo haciendo la vida imposible con esto de mudarnos y de casarme.

-No me interesa. Quiero que sepas que me arruinaste la vida.

Ese comentario hizo que todos mis órganos se voltearan. Me hizo tan mal. Aunque él me había tratado tan mal desde que me conoció. Me hizo mal. No porque me gustara, si no porque, que te digan dos veces en la vida que le arruinaste la vida a alguien. Duele. Una vez, papá me dijo eso. Ese día casi me muero. No literal. Se me rompió el corazón. Se quebró. Pensé que mi vida no tenía sentido. Y desde entonces vivo con eso. Sin tener sentido. Ese día dijo que no me quería. Que le hubiese gustado no tenerme. Fue el peor día de mi vida. Nunca olvidé ese día. Sean me lo había recordado. Entonces sentí mucha tristeza.

No pude contenerme esta vez. No quería arruinarle la vida a nadie más. Casi dejo que viera que mis lágrimas habían comenzado a resbalar por mis mejillas. Pero me tape la cara con mi cabello.

-Perdón.

Me levanté de la banca y me fui caminando y mirando el suelo, secando mis ojos. Me dirigí al portón y salí de la casa. Empecé a caminar. No paré hasta encontrarme con un camino cerrado. Y entonces me desplomé. Caí de rodillas y lloré.

Después de un rato escuche unos pasos rápidos que se acercaban. Era Cloe. Quien corría buscándome. Vino y me abrazó.

-Tranquila. Ya estoy acá.

-Cloe.- dije llorando.- ¿Arruiné tu vida también?

-¡¿De qué hablas?! ¡Nunca vas a poder arruinar mi vida! Vos la mejoraste.- me dedico una sonrisa y me besó la frente.-¿Me escuchaste? Porque te amo con todo mi corazón.

Cloe estaba siendo muy considerada conmigo. Hacia tiempo que no la veía de esa forma. Lo que me hizo pensar en tu bebe. Sus cambios de humor. Su violencia y su ternura. Iba a ser tía. Fue entonces cuando la felicidad, la tristeza y ver mi propia vida hicieron que terminara de desmoronarme. 

Me acurruqué en su pecho y así me libré de todas las lágrimas que me había guardado. Lloré hasta no poder más. Y cuando termine. Volvimos a la casa. 

SASEAN.Where stories live. Discover now