Prefacio

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La mañana de ese lunes era nublada y lluviosa, y Percy Jackson no podía estar de peor humor, se le estaba haciendo tarde para una importante reunión de negocios, su preciado Maserati negro descapotable estaba en reparaciones así que su padre Poseidon Jackson le había asignado un auto de la empresa, y es que Percy Jackson a sus recientes 24 años de edad ya dirigía uno de los mas importantes emporios Hoteleros y turísticos del mundo, la cadena hotelera Atlantic Hall Resorts, y lo que estaba colmando su ya casi inexistente paciencia era que la empleada del Starbucks no se diera prisa en tener listo su expresso caliente, debía darse prisa porque si no llegaría mas tarde de lo que estaba a la reunión con los inversionistas y el café en estos momentos era indispensable en su organismo ya que conseguía un efecto tranquilizador en él, cuando por fin estuvo listo camino lo mas rápido que pudo hacia la salida del establecimiento, mientras atendía una importante llamada con Jason Grace su amigo y compañero de trabajo, Jason era un reconocido abogado dueño de uno de los bufetes mas reconocidos y galardonados de toda Manhattan, que le comunicaba que conseguir los permisos de construcción del próximo hotel que estaría ubicado en Monte Carlo, llevarían mas tiempo de lo planeado, eso fue lo que desato su frustración e ira, caminaba a grandes zancadas hacia la entrada, cuando algo o más bien alguien choco contra él, lo que hizo que el expresso caliente se derramara en su fino traje gris, y provocara que su piel ardiera y una gran mancha café cubriera gran parte de su saco, camisa y su corbata azul, alejo el teléfono de su oído y dirigió su mirada a la persona que había extinguido sus estribos ese día, cuando la miro, una muchacha rubia, de ojos grises y de piel pálida.

-¿porque demonios no te fijas por donde caminas?- le exclamo furioso.

- no, mejor ¿porque demonios no te fijas TÚ por donde caminas?, aparte la culpa no fue del todo mía, si tu no solo te hubieras concentrado en tu llamada, esto no hubiera ocurrido - respondió la chica de manera fría y mordaz.

Fue entonces cuando se permitió observarla mejor, tenia el cabello rubio ondulado y largo hasta la cintura, ojos grises tormentosos, labios delgados color carmín, nariz pequeña y respingona, largas y rizadas pestañas, cejas perfectamente delineadas, todas sus facciones eran finas y preciosas, no debia de tener mas de 18 años, pero eso no detuvo su ira, la volvió a observar percatándose de que llevaba un uniforme azul del colegio para chicas Vassar College, que ahora también estaba manchado de café, "genial una colegiala tonta" pensó con sarcasmo.

- ¿ya te fijaste en lo que le hiciste a mi traje por tus tonterias niña? - dijo a modo de insulto.

- ¿y tu ya te fijaste lo que le hiciste a mi uniforme imbécil? - respondió de nuevo frívolamente y fulminandolo con la mirada. El hombre noto que la muchacha se hallaba de una forma similar, ya que su blazer y chaleco azul oscuro, blusa blanca y corbata cuadriculada roja con azul, se encontraban de igual manera con una gran mancha oscura.

- rubia tonta tenías que ser - contraataco el hombre de cabellos negros. Sintió su mejilla arder, sinceramente no se esperaba una bofetada de parte de la chica, elevo su mano a su rostro para sobar donde le habían propinado el golpe.

- Annabeth, tenemos que irnos es tarde - intervino otra chica morena, de ojos ambarinos.

- vete a la mierda idiota - le exclamo furiosa y sin decir mas salió del establecimiento acompañada de la chica morena.

El pelinegro se quedo algunos segundos inmóvil, Annabeth, la colegiala tonta se llamaba Annabeth, bonito nombre aunque su portadora fuera una revoltosa tonta, reparo en que algunas miradas estaban centradas en el por su expectaculo de hace algunos momentos y sintió su enojo florecer de nuevo en su interior, otro problema más, su traje estaba estropeado y ya era tarde para regresar a su departamento a cambiarse de atuendo, salio del local para encontrarse con Argos su chófer.

- señor Jackson, me temo informarle que ya es lo suficientemente tarde y estamos justos de tiempo para llegar a su reunión- informó el hombre con aspecto de surfero.

- eso lo se Argos, pero tendré que regresar a mi casa a cambiarme de ropa y no tengo tiempo - bufo el pelinegro. En eso una idea surco su mente.

- Argos prestame tu saco y camisa - le demando el hombre de ojos verde mar.

- ¿que dice señor? - le interrogo incrédulo el muchacho rubio.

- lo que oíste Argos, los necesito, como puedes ver mi traje esta estropeado y no puedo presentarme así, por favor - pidió mas amablemente el hombre.

- esta bien señor Jackson.

Rápidamente adentro del auto negro se coloco la camisa blanca de su empleado que le quedaba un poco grande ya que el joven rubio era mas robusto que él, lo mismo paso con el saco negro, al final se dirigían a la reunión en el edificio donde se llevaban a cabo las operaciones a corde a la cadena hotelera, ubicado en Manhattan, su día estaba siendo un caos a su parecer, ya que él al ser un hombre al que le gustaba tener el control de las cosas no estaba acostumbrado a días infernales como ese.
Días que muchas ideologías pueden cambiar o en su caso que su vida cambiaría por un café...

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Hola lectores, les presento otra nueva historia que se me ocurrió hace algunos días y me dije porque no, así que aquí esta el prefacio, esperó que les guste, agradecería sus comentarios y votos.

Disculpen si tiene faltas ortográficas.

Se despide Michell.

;) Bye.

Crazy In LoveWhere stories live. Discover now