V. Todos tenemos grietas.

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Emma's POV.

—Bien. Ya estás lista. ¿Ya podemos irnos?—

—No seas impaciente, Plagg. Sólo déjame termino de peinarme...— Emma Agreste se terminó de peinar en su perfecta cola de caballo. Tenía el cabello cedoso, brillante, grueso y abundante como su madre. Se miró al espejo coqueta. Una chaqueta de color azul marino, una blusa blanca, sus jeans y sus fieles botas. Nada más. Se veía fabulosa con eso.

—Te sobró mucho tiempo, creo que ahora puedes ir a desayunar por lo menos una vez en esta semana.— Plagg se quejaba, jugando con la cola de caballo de su dueña.

—Ya, ya. Valió la pena.— Decía bajando las escaleras, apreciando a toda su familia desayunando, y con ello su plato servido.

—¡Pan francés! ¡Gracias, mamá!— Emma corría a abrazar a su madre, antes de sentarse con el resto.

—Se dice buenos días....— Reclamaba Hugo, el mediano de los tres, bebiendo de su taza color azul marino con escritos en chino.

—¡Sí, grosera!— Se unía Louis, el menor, el único rubio como su padre y quizás el más influenciado de los tres.

—¡No me reclamen! ¡Es pan francés, es lo que todos acá vemos primero!—

—¡Mentirosa!—

—¡No habías venido a desayunar en toda la semana!

—¡Ya dejen de gritar!— Fue la voz autoritaria masculina de Adrien quien se hizo presente, bajando las escaleras y besando a Marinette a manera de saludo. Dio un suspiro, sentándose con sus hijos. —¿Ahora por qué pelean?—

—¡Porque Hugo está bebiendo café!— Emma señaló violentamente a su hermano chico, intentando cambiar de tema.

—¡No, Emma no ha estado con nosotros en la semana, seguro tiene un noviecito!— Y al decirlo, ambos de sus hermanos hicieron algún coro que provocó que la mayor se quedara congelada con el rostro rojo.

—Hija... ¿Y ese anillo?— Marinette preguntó apenas en un murmullo. Lo suficientemente bajo como para que nadie la escuchara, pero se había dado cuenta de que en el dedo anular de su hija mayor, había una joyería que ellos no le habrían dado.

—¿Tienes novio, Emma?— Su padre cuestionó con una ceja alzada.

—¡No, papá! ¡Lo que pasa es que me he visto con.... una amiga! ¡Tiene un uniforme Lila todas las mañanas y va en dirección contraria a la mía.!— Emma se defendía a como podía, aunque su rostro no bajaba de tono.

Marinette agredeció tener a su familia distraída, fijándose mejor.

—¿Uniforme lila, eh? Seguro va en el Colegio de señoritas de la madame Praga. Yo he tenido novias ahí— Hugo decía la verdad, aunque se intentaba lucir con su familia.

Girando los ojos, Emma terminó su desayuno y sin despedirse, salió de la casa.

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La banca de siempre. Emma esperó llegar para sentar ahí, pero en su lugar, encontró a su nueva amiga de cabello platinado ya sentada ahí.

—¡Emma!— Charlotta se levantaba y caminaba hacia ella. La muchacha peinada en cola de caballo se erizó. ¿Por qué había llegado tan temprano?

—¡Hola, Lotta! Que bueno es verte... pero, ¿y eso que vienes acá?— Emma preguntaba mientras saludaba, alcanzando a percibir el aroma ajeno. Su perfume dulce, dulce chica...

—Oh, bueno, quise hablar con alguien.— La rubia hacía un saludo formal, al cual Emma respondió con facilidad.  No porque quisiera, simplemente su padre le había enseñado de etiqueta y aunque no la usaba... con ella sería cortés.

—Lamento haberte perseguido antes. No estoy acostumbrada a ver a extranjeras por aquí y me emocioné.— Excusas que Agreste usaba para no parecer alguna acosadora.

—No te preocupes, es normal. Bu-bueno, lo supongo. Tengo el ascento muy marcado y...

—No realmente— interrumpió Emma mientras se acomodaba la chaqueta — El ascento lo tienes sútil, de vez en cuando se te sale alguna palabra, pero no más que eso.

—Emma, no quiero hacerte perder el tiempo. ¿Vas a la escuela pública que queda en dirección contraria a la mía?

—¡Sí, sí! Y por lo que tu uniforme dice... ¿Vas al colegio de Madame Praga?—

—Sí, para señoritas.... — Charlotta soltaba una risa diminuta, mirando la hora en su celular. Dio un suspiro largo, cerrando los ojos. —Creo que es hora de que me encamine ya a la escuela, Emma. Fue un gusto poder verte. —Y sin más, se acercó para poder darle un abrazo.

Al abrazarla, Charlotta se dio cuenta de que la Francesa era delgada, y su cintura cabía entre sus brazos. Parpadeó, sintiendo alguna especie de Deja vú, pero prefirió no comentar nada...

—Que rico huele tu perfume, Charlotta. Nos veremos luego.— Ambas rompieron el abrazo para irse en dirección contraria.

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Emma suspiraba, casi en frente de su escuela ya. Sintió su bolsillo vibrar y a mitad de las largas escaleras, sacó su teléfono para ver de quién se trataba.

—Oh, no.— Giró la mirada, encontrándose con el segundo de los tres hijos del matrimonio Agreste. Louis fruncía el ceño, tomando de los hombros a su hermana mayor.

—¡¿Por qué no me dijiste que tu noviecito era en realidad una noviecita?!— Louis sacudía a la fémina entre sus manos, recibiendo a cambios sólo un bofetón.

—¡¿Y tú que mierda sabes?!—

—¡Es obvio! Nunca tienes novio, escuchas música rara, hueles feo, y ahora no quieres que nadie sepa que dejas de desayunar con nosotros por ir a ver a una extraña a un parque.—

Emma en ese punto tenía los pómulos rojos y los ojos cristalinos. Encajaba las uñas en sus puños y se limitaba por no golpear a su hermano menor.

—¡No digas tonterías! ... ¡No es mi novia!—

—Pero... ¿Por qué tanto misterio entonces?—

—No te incumbe, Louis. Sólo es una amiga.—

—Una amiga que es muy bonita. Es alta, flaca, tiene los ojos hermosos y aunque está flaca tiene unas...—

—¡Cállate!— Ya muerta de la vergüenza, Emma sólo puedo correr.

—.... Sí, creo que es lesbiana.— Suspiró el varón, siguiéndole el paso.

Flores { Emma Agreste x Charlotta Blohm }Where stories live. Discover now