Archivo no. 005

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—De acuerdo, me parece bien —dijo Isabella acercándose al pizarrón blanco que ocupaba la pared frente a ellos. Tomó uno de los marcadores y se puso a escribir.

—Espero que todos estén familiarizados con las redes sociales —anotó algunos nombres y los empezó a relacionar con flechas, formando una especie de diagrama—. Es algo difícil de explicar, pero imaginen que en el mundo criminal, también se utiliza una red social, o al menos así es como yo lo veo. No existe físicamente, sino que cada individuo la construye a través de rumores, noticias, y otros medios.

—¿A qué se refiere con otros medios? —le susurró Marcus a Portia. Esta le dio un codazo y siguió mirando hacia el frente.

—Como no dejan de ser personas, los criminales también disfrutan de "escribir estados", compartir enlaces, hacer amigos, etc. En un principio, puede parecer que cada evento es independiente y no está relacionado con nada, pero si sabes buscar... —terminó de escribir la última palabra y sonrió satisfecha— ...puedes darte cuenta de que las conexiones están ahí, a plena vista.

Isabella se giró para observar la reacción de su auditorio, para encontrarse con que todos la miraban esperando algo. Marcus fue el único que se atrevió a romper el silencio para hablar por todos.

—La verdad, sigo sin entender nada —admitió.

—No me sorprende —suspiró Isabella—. Creo que la mejor forma de explicarlo es con el ejemplo.

"—Hace dos días un comerciante de autos blindados realizó una transacción de cuatro unidades a un cliente desconocido. Digamos que ese es el evento número uno.

Casi inmediatamente después de la elección del senador Murphie diversos grupos de derecha comenzaron a reunirse al caer la noche cerca de la zona del puerto, para hablar de su inconformidad hacia sus nuevas reformas en el estado.

Número tres, entre los círculos de crimen organizado se habla de un pedido de armas de alto calibre que coincide con el tipo que se usaría para realizar una abducción por la fuerza.

Cuatro, en la fiesta de aniversario realizada en casa de la familia Murphie, uno de los asistentes del senador se accidentó y alguien más tuvo que asumir su cargo. Tomados por si mismos, estas situaciones no significan nada. Pero júntenlos en el orden correcto, y verán..."

—Que la posibilidad de un secuestro es altamente probable —dijo Carter acercándose más hacia el pizarrón—, pero aún no entiendo cómo se obtienen los detalles tales como la hora y el sujeto, en este caso el hijo menor del senador.

—Ahí es donde intervienen mis habilidades de consultora, agente. Eso lo sé porque así es como yo planearía las cosas, si alguien me pidiera llevar a cabo el delito —aclaró Isabella.

—¿Cuál es el margen de error? —preguntó Denzel interesándose—. Es imposible que cada criminal en la ciudad piense como usted a la hora de tomar decisiones.

—Debo admitir que todos mis planes están enfocados hacia la perfección —Isabella hizo una pausa—, pero puedo adecuarlos según el sujeto y a la situación, de modo que el riesgo casi siempre es muy bajo.

—En otras maneras, lo rebaja según el nivel intelectual del delincuente —dijo Portia mirando socarronamente a Marcus.

—Eso sí lo había entendido —replicó él ofendido.

Carter chasqueó los dedos para obtener la atención de ambos.

—Marcus, quiero que me informes de los antecedentes del senador Murphie, su campaña y lo todo lo que encuentres sobre las costumbres de su familia —dio media vuelta y miró a Isabella—, ¿dijiste que no sabías la identidad del atacante, verdad?

—Me temo que aún no tengo un nombre. Podría conseguirlo, pero me tomaría tiempo.

—No será necesario. Denzel, haz una lista de los opositores más radicales de Murphie, y que Portia te ayude a reducir el número comparándolos con el perfil del posible secuestrador. Después habla con tus informantes para ver si puedes obtener cualquier tipo de información extra.

—De acuerdo —el gran hombre asintió y salió de la sala—. Yo iré a hacerle una visita personal al senador, investigar si ha recibido amenazas últimamente —añadió Carter mientras Portia y Marcus también desalojaban el área.

—Iré con Marcus. Puedo ayudarle con su investigación —anunció Isabella cuando se quedaron solos.

—No, tú vienes conmigo —Carter comprobó que llevaba todo lo necesario y se encaminó hacia el estacionamiento.

—¿De qué está hablando? Sabe que puedo serles de mucha más utilidad si me quedó aquí. ¡Agente Carter, escúcheme! No tiene sentido que yo también vaya —replicó ella siguiéndolo.

El Agente Especial se detuvo abruptamente y encaró a la mujer.

—Vamos a dejar las cosas claras entre nosotros, Bennet. Yo no estoy ni un poco entusiasmado por tenerte detrás de mi todos los días, pero las órdenes de mis superiores están por delante de mis preferencias personales. Así que mientras mantengas la boca cerrada y no entorpezcas el rumbo de la investigación, podremos trabajar juntos. ¿Fui lo suficientemente claro?

—Parece que lo único que tenemos en común es nuestro desagrado mutuo, Agente —respondió ella sosteniéndole la mirada—. Pero, aunque le cueste creerlo, estoy aquí para solucionar sus problemas, no para dárselos.

Y sin decir una palabra más le dio la espalda y se dirigió al automóvil más cercano a ellos.

—Entonces espero ver una vestimenta más apropiada en la siguiente ocasión —Carter miró con disgusto los altos tacones de Isabella, cuyo sonido se había visto intensificado por el eco del vacío estacionamiento.

—En ese caso puede esperar sentado, Agente Carter —dijo irreverentemente la guapa mujer antes de cerrar de golpe la puerta del copiloto.

La Consultora del FBIWhere stories live. Discover now