Infancia

2.7K 169 5
                                    

Nuestras madres son las mejores amigas y siempre creyeron que nosotros también lo seriamos, pero a veces las amistades no son color de rosa.

Desde que nacimos estuvimos juntos, jugábamos, comíamos, hasta dormíamos juntos, cuando teníamos 4 años nos dieron la noticia, "Pronto entraran al Jardín".

El día llego, al principio nos dio miedo interactuar con otros, sobretodo porque los niños y niñas le tenían terror a la mirada de Zoro, poco a poco me fui adaptando y me junté con un grupo mixto que me invitaban a jugar y a comer con ellos, yo era tan feliz por sentirme aceptado que me alejé de Zoro.

Cuando pasamos a primaria el grupo al que pertenecía se desintegró, se juntaron con otros y me dejaron de lado, una parte de mí se rompió, pero no fue por ellos, sino por ti, entendí que tal vez tú te sentiste igual, y que yo cambien una amistad seria contigo por amiguitos pasajeros.

Al darme cuenta del error que cometí te busqué, fue difícil considerando que no estabas en mí mismo paralelo. Pasaron días hasta que hallé tu lugar secreto para el recreo, me fui acercando poco a poco, cuando te diste cuenta de mi presencia cambiante de una expresión calmada a una enojada con el ceño fruncido, ahí fue que supe que no sería fácil conseguir tu perdón y que una disculpa no serviría, pues tu segundo nombre es resentimiento.

Ya sabiendo que nada sería como antes opte por el plan B, simplemente me acerque y me senté a tu lado, tu no dejabas de verme con tu típico ceño fruncido. Desviaste la mirada y con rencor en tu voz dijiste.

-¿Vas a quedarte aquí?-

-Si-

-Bien- te levantaste con intención de irte.

-¿A dónde vas marimillo?- dije burlonamente, él se paró en seco pues jamás le gustaron mis insultos ni los de nadie.

Se dio vuelta enojado -¿Cómo me llamaste cejas de diana?-

A mí tampoco me agradaban las bromas con mis cejas -¡Tonta alga parlante, no me digas así!-

-¡Tu empezaste remolino!-

-¡Marimo mierdoso!-

-¡P-Pelirrubio!-

-.... ¡Eso ni siquiera es un insulto cerebro de paja!-

-Tsk...

Así fue como de una amistad pura e inocente pasó a una llena de insultos y peleas, pero bueno, así son los amigos, ¿verdad?.

Se podría decir que terminamos la primaria en buenos términos, siempre y cuando "buenos términos" signifique pelas, insultos y otras patanadas, aunque no lo admita me gusta la forma de llevarnos, desde que aprendí el significado de la palabra -masoquista- me he preguntado si lo soy.

Uno de los mejores recuerdos que tengo de la escuela es cuando el marimo se acercó a mí, fue a partir del 4to de básica que las materias fueron aumentando y haciéndose un poco más difíciles, pero el musgo apenas y había podido pasar 3ro, solía decirle que era un descerebrado y ahí me lo comprobó.

Tras un mes de empezar el nuevo año se acercó a mí, lo cual me sorprendió, porque hasta el momento siempre era yo quien lo buscaba.

-Debe ser algo importante para que me buscaras por tu cuenta- dije divertido, pero me puse serio cuando fijo esa mirada suya que tanto me gusta.

-Quiero pedirte algo-

-Dime- realmente parecía grave.

-...Ayúdame con las materias- dijo rápidamente mientras el rojo subía por todo su rostro.

-... JA JA JA JA JA JA JA...- me quedaba sin aire.

Más rojo que nunca grito -¡No te rías idiota!, es muy difícil para mí pedirte esto-

-JA JA JA Es que me sorprendiste, ¿y porque quieres que yo te enseñe?, ¿no crees que la belleza que tenemos por profesora sería mejor tutora?-

-No me cae bien esa profesora y si te lo pido es porque...tienes las mejores notas del curso-

-Y tú las peores... está bien alguita a partir de hoy te ayudaré a estudiar y a hacer los deberes, pero solo lo hago porque admitiste que soy mejor que tú-

-... ¡Yo no dije eso!....-

-Si lo hiciste-

Después de eso ya no solo peleábamos, nos divertíamos, sobretodo yo al burlarme de él, pero nunca volvió a ser como antes, supongo que cada uno fue creciendo con diferente mentalidad y punto de vista.

Nuestras madres siempre se mantuvieron ajenas a las peleas e insultos que nos repartíamos, lo tomaban como otro tipo de amistad, según ellas nada había cambiado.

Sin importar cuanto nos profesáramos "odio mutuo" jamás perdimos la cercanía que habíamos conseguido nuevamente.

Una Vida ContigoWhere stories live. Discover now