Realidad

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-Despierta Sanji... por favor despierta- Escuchaba Sanji desde su subconsciente, ¿Era un sueño?, ¿Esa voz era de Zoro?, no podía ser, jamás había oído esa fragilidad en su voz, sonaba triste, melancólico, pero ¿por qué?, quiero verlo, quiero estar a su lado, calmarlo, quiero, quiero... a Zoro.

Comenzó a abril lentamente sus ojos, reconociendo el lugar, era un hospital, recordaba todo, no había sido una pesadilla, todo aquello realmente pasó, tomando su tiempo para calmarse intentó sentarse pero sintió un peso extra en su mano, llevó su vista hacia lo que parecía estar reteniéndolo rogando por que no fueran cuerdas y lo que vio lo dejó pasmado, esa escena era impensable para él, aquel con el que había crecido, aquel al que añoraba ver estaba ahí, dormido sobre una silla, aferrado fuertemente a su mano y con su cabeza recostada muy cerca de sus piernas y en su rostro lo que parecían rastros de lágrimas secas.

Sabía que si algo le pasaba Zoro se lo lamentaría pero jamás consideró la idea de que este se mostrara tan vulnerable, era su culpa, por su culpa Zoro había mostrado esa faceta que muchas veces decía odiar, porque según él lo volvería débil, lo hizo débil.

No sabía cuanto había pasado, Sanji aun seguía viendo al peli-verde, no quería despertarlo, ¿Cómo reaccionaría?, ¿Qué le diría?, ni siquiera sabía si podría verlo a los ojos de nuevo. Pasó unos segundos más cuando este comenzó a despertar, el rubio se quedó estático, viendo directamente a los ojos rojos de Zoro, y como este solo le regresó la mirada, tal parecía que ninguno sabía realmente que hacer o que decir, de pronto Sanji alzó su mano libre y la dirigió a la mejilla del peli-verde acariciándola levemente, iba a apartarla, más fue retenida por la mano de zoro, pegándola completamente a su rostro y acariciándola con sus dedos, ninguno hablaba, solo se miraban, era como si se comunicaran sin voz, era un momento único, pero como decían por ahí 'todo lo bueno acaba'.

La puerta se abrió y aquel mundo en el que estaban se rompió, eran sus madres, estas al verlo despierto corrieron a abrazarlo, mientras Zoro soltaba sus manos y se alejaba un poco de la camilla para darle espacio a las mujeres.

Sanji reaccionó y abrazó muy fuertemente a ambas, sus manos ya sueltas empezaron a temblar, las mamás empezaron a llorar, sus madre le decía que le amaba, que la disculpara, ¿pero de qué?, ella no tenía la culpa, ninguno de los de ahí la tenían, tal vez a excepción de él mismo.

Intentaba tranquilizarlas y animarlas mostrándose como si no le hubiera pasado nada más que una simple gripe, por dentro quería llorar y desahogarse pero no debía, no solo por ellas, sino también por Zoro, no quería preocuparlas con un posible trauma o algo por el estilo, si se mostraba feliz ellos lo estarían.

Nuevamente el momento fue interrumpido ahora por el doctor que había atendido a Sanji, este les decía que mi cuerpo mostraba buenos signos de recuperación, que las marcas y moretones que aun permanecían solo requerían de tiempo para que se desvanecieran, y era verdad, sobretodo las marcas de ese sujeto, se borrarían, pero el sentimiento no, esos perdurarían y dolerían por siempre.

Después de una horas ellas se fueron y aunque pensó que Zoro también se iría no fue así, al parecer según lo que le había contado las mujeres él llevaba en el hospital 3 días y que en ninguno de esos Zoro se había separado de Sanji, que incluso había logrado que le dieran la cama que estaba en la misma habitación del rubio pero que nunca ocupó por estar en esa silla pegado lo más que podía a este.

Una vez solos el silencio volvió a retomar pero solo fue el pasó de minutos en los que el rubio decidido a romper el hielo le empezó a insultar, comenzando nuevamente peleas verbales entre ambos, pronto estuvieron como siempre, como si aquella experiencia nunca hubiera pasado, el rubio comenzó a preguntar ya después de un rato como había llegado ahí, y el otro rápidamente había respondido que Zeff, el instructor de mi club del colegio lo encontró ya que este vivía en las afueras de la ciudad, llamó a la ambulancia y les informó de su paradero. Otra entre todas las preguntas que había hecho es si ya sabían lo que le había pasado y con miedo también preguntó si sabían ya lo que le habían hecho. Zoro se mantuvo en silencio un momento hasta que respondió con un solitario si, pero solo esa respuesta bastaba para Sanji, todos sabían lo que le hicieron.

Zoro lo miraba con un poco de lástima, y eso no le gustaba a Sanji.

-"Me cree débil"- pensaba Sanji. Tras un rato más hablando de varias cosas había logrado convencer al peli-verde de que se durmiera en la cama y que descansara, las ojeras de este demostraban que realmente había estado al pendiente del rubio.

Una vez Sanji se aseguró del sueño profundo del Marimo no pudo evitar que se le escaparan unas lágrimas, y tras un rato de meditarlo, se juró a si mismo –"Me haré fuerte, no quiero que algo así me vuelva a pasar, pero mientras siga junto a él no lo conseguiré, si Zoro se entera de la razón por la que quiero aprender a defenderme me dirá algo como que él me protegerá, y aun que realmente quiera creerlo, no pudo depender de otros, debo hacerlo por mi mismo".

Una Vida ContigoWhere stories live. Discover now