Secuestro

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No fue hasta la madrugada que desperté, me encontraba amarrado de pies y manos a la cama, alarmado miré mi cuerpo pero estaba vestido y aparte de las partes que apretaban las cuerdas nada me dolía, suspiré aliviado.

Revise visualmente el lugar, estaba limpio a la medida de lo posible, al lado izquierdo de la cama podía ver una ventana cerrada con llaves y a la derecha la única puerta de la habitación, intenté forzar la cuerda pero no cedía, ahora me arrepentía de no haberle hecho caso al marimo cuando quiso que entrenara.

Respire hondo y esperé, una hora después aproximadamente escuché pasos al otro lado de la puerta, poco después esta se abría dando paso a una mujer cargando una bandeja con lo que parecía pan y agua, se sentó a lado mío, me levantó la cabeza de golpe, haciendo daño al resto de mi cuerpo aprisionado, me aproximó el pan, no abrí la boca, forcejee con ella, se enojó agarró mi cabello jalándolo hasta meterme el pan a la fuerza, me obligo a tragarlo, al acabar me provoco una tos muy fuerte, para ser mujer no era nada delicada, antes de salir me miro fríamente y me dijo -"Prepárate, vendrá a probarte"-

El terror no paraba de recorrerme por el cuerpo, de solo pensar a lo que posiblemente se refería.

Tras mas o menos 2 horas ya me dolía la posición en la que me encontraba, pronto escuché como afuera de la habitación discutían la mujer de antes junto con la voz de un hombre que reconocí al instante, el del piropo mal intencionado.

-¡Ya te dije que no estúpido, la última vez que probaste de manera más profunda a la mercancía nos fue muy mal!-

-¡¿Acaso no viste la hermosura que conseguimos?, sería un sacrilegio para mí el no disfrútalo más a fondo!.

-¡Es una orden y no eres tan idiota como para no saber que te pasará si me desobedeces!-

Con temor dijo -Está bien, no la meteré-

-Bien, regresaré a las 8 para llevárnoslo, nos darán mucho por él, mientras estés en ello sácale varias fotos, tal vez ese chico sea lo que el jefe tanto a buscado, de ser así no tendíamos que "trabajar" más, hasta eso, diviértete- decía con una sonrisa victoriosa mientras caminaba a la salida.

En tanto cierto rubio moría de miedo al escuchar todo lo que decían, fueron tantas las preguntas y angustias que lo llenaban que no supo cuando aquel tipo ya lo miraba con esa asquerosa mirada llena de lujuria. Se percató de este cuando empezó a tocarlo, era tanto el desagrado que sentía que intentaba alejar su cuerpo de aquellas manos aguantándose todo el dolor que estos movimientos le provocaban.

Ya harto de tanto forcejeo decidió darle al rubio un pequeño estímulo, rápidamente buscó en su bolsillo trasero, sacando al instante un jeringuilla con un líquido algo amarillento.

-¿Qué es eso?- pregunto el rubio no queriendo saber la respuesta.

-Algo que te hará disfrutarlo tanto o más que yo- dijo con una sonrisa de satisfacción, este se acercó con la jeringuilla apuntando al cuello del rubio, aplastó su cabeza de lado a la cama.

-¡NO!- gritaba mientras sentía como su piel era agujereada y un doloroso líquido era dejado dentro.

No paso mucho cuando su cuerpo empezó a estimularse solo, sintiendo un ardor en cada parte en que su ropa lo rozaba, tenía tanto asco, pero su cuerpo le contradecía. Detestaba esa sensación, en un intento de bloquear ese momento de su mente intentó recordar algo que lo tranquilizara, algo en lo que se sintiera protegido, de un momento a otro solo una persona apareció en su mente.

-Zoro- susurró, el otro al escucharlo frunció el ceño.

-¿Sabes lindura? A un hombre no le gusta que piensen y mucho menos que digan el nombre de otra persona durante el sexo- le dijo en su oreja provocando que Sanji volviera a la realidad sintiendo asco de ese tipo -Tranquilo- susurró mientras desataba las manos y piernas para poder quitarle la ropa -Lo disfrutaras, y si no lo hace prometo disfrutarlo por los dos-

Una Vida ContigoWhere stories live. Discover now