Cambios

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Llegamos a la secundaria, en primer año nos dieron la elección de entrar a algún club que ofrecía el colegio, elegí gastronomía y decorado mientras que el marimo ingreso a Kendo. Él se burlaba de mi por haber escogido lo que él llamaba "cosas de niñas". Pero no me importaba.

Al finalizar el año lectivo ya éramos populares en todo el colegio y la razón principal fue que a tan solo meses de haber ingresado a nuestros respectivos clubs, ya éramos los mejores, derrotamos a los de niveles más altos uno por uno.

Ambos decíamos que ese fue el mejor año de todos y que los demás serian igual o mejor, pero nos equivocamos, o al menos, yo si lo hice.

El segundo año fue tranquilo; peleas, insultos, deberes, estudios, todo con el marimo.

En tercero empezamos a cambiar físicamente, el rostro del marimo se delineó perfectamente dándole facciones duras pero a la vez encantadoras, su cuerpo se hizo robusto y marcas del entrenamiento diario se empezaron a notar, su postura se hizo más firme y su caminar más fuerte, pero lo mejor fueron sus ojos, aquella mirada que tanto me gusta se intensificó dándome la impresión de que veía a través de mí, que me desnudaba con la mirada a lo mejor lo último me lo imaginaba porque me gusta mucho... su mirada.

En cuanto a mí fue algo diferente, al contrario de Zoro mi rostro se hizo más fino dándome facciones relajadas, mi piel se suavizó incluso más que la de una chica, mi cuerpo se quedó delgado brindándome una postura elegante y coqueta. Fueron estos cambios que me hicieron pasar malos ratos y aquella mala experiencia, de la noche a la mañana los chicos se me pegaban más de lo normal, acorralándome para aceptar comer con ellos o para que me "acompañen" a casa. El marimo se burlaba diciéndome que tanta cocina me hizo parecer mujercita o que mi cuerpo no daba para ser considerado hombre y cosas así, afortunadamente lograba que los otros me dejaran en paz siempre y cuando estuviera cerca del marimo, por alguna razón se alejaban de él. Supongo que no todos soportan aquella bella mirada.

Me parece que él se daba cuenta que estando a su lado los demás se alejaban porque muchas veces a escondidas lo veía corriendo por todo el colegio buscándome, era muy divertido verlo, pues así me demostraba lo mucho que yo le preocupaba.

Los clubs acababan a la misma hora así que todos los días nos reuníamos en la entrada del colegio y nos íbamos juntos a casa.

Por lo general la última semana de clases casi nadie va pero nosotros como "buenos estudiantes" fuimos sin falta.

El penúltimo día me encontraba en la puerta principal como todos los días esperando al marimo, cuando me llegó un mensaje:

'Lo siento cejillas, mañana no tenemos club así que nos van a hacer una despedida, si quieres puedes venir'

Realmente lo considere pero supuse que era exclusivo para el club y si fuera parecería algo así como la "novia".

'Tranquilo marimo, disfruta de la despedida, yo tengo algo que hacer'

Camine como todos los días y como siempre la calle estaba desolada, pero algo me faltaba, supongo que me acostumbre a la presencia del marimo, una risa tonta se me escapo por recordarlo cuando un hombre que pasaba a mi lado dijo -"Linda sonrisa hermosura"-

Un escalofrío recorrió mi espalda, supongo que las chicas han de sentir lo mismo cuando alguien les dice un piropo mal intencionado.

Me inundó un mal presentimiento, aceleré el paso, mirando hacia atrás cada cierto tiempo, sentía que alguien me seguía.

Cuando regresé la vista al camino de repente me choque con un señor, era el mismo de antes, sentí miedo, escuche como un coche se detenía a lado de la vereda, de ahí lo único que recordaba era haberme quedado sin fuerzas tras oler lo que reconocí como cloroformo, solté mi teléfono dejándolo en la calle mientras a lo lejos escuchaba el tono que le puse especialmente a la llamada del marimo...

Una Vida ContigoWhere stories live. Discover now