Capitulo 4

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  --¿Que sucede?--la voz de su novia lo trajo de vuelta a la realidad, sobresaltándolo. 

Se había encontrado desayunando junto a Albus, aunque sin hablar, claro, ya que su relación había estado bastante tensa los últimos días, cuando la chica se acercó.

--Nada--Scorpius le contestó, casi sin notar la condescendencia en su voz. Luego, arrepentido, suavizó su tono, ya que tampoco había sido su intención hablarle de aquella forma. Después de todo, la chica tampoco tenia la culpa del debate mental por el que estaba pasando--, ¿Y tú?

--Bien--Rosa contestó, sonriéndole--, solo quería decirte que hoy no podré acompañarte a clase--el rostro de Albus se iluminó, aunque éste procuró disimularlo. Aún así, Scorpius se dijo al momento en que asentía, no debía de significar nada, por que el chico, probablemente, se encontraba pensando en que no debería de tolerar a su prima (por que, sí, Scorpius ya había notado lo mal que se llevaban) de camino a la primera clase. 

--Nos vemos luego--saludó.

Cuando la chica se fue, los hombros de su amigo se destensaron e incluso Scorpius pudo respirar con tranquilidad. Ósea, no es como si no aguantase a su propia pareja, pero la chica había estado, últimamente, tan pegada a él que a penas y sí podía respirar.

Claro que, semanas antes, aquello ni siquiera le habría llamado la atención.

Al finalizar el desayuno, ambos se levantaron de la mesa para ir en dirección al aula de Transformaciones. 

--Scorpius--Albus le llamó, sacándolo de sus pensamientos: había estado tan distraído que ni siquiera notó que ya habían llegado a su destino. Sonrojándose a lo grande, no pudo evitar sonreír un poco cuando su amigo agregó, con una expresión de falso egocentrismo;--. Qué harías sin mí.

Se río, sintiendo que, durante unos momentos, las cosas, finalmente, volvían a donde pertenecían.

--Probablemente--contestó--, seria más popular.

--Ya quisieras--su amigo contestó, burlón--, Voldy junior. 

--Disculpa--murmuró Scorpius, mostrándose ofendido--. Al menos no soy el hijo del cuatro ojos.

--Ah, ¿Sí?

Albus se río, lanzándose hacia él para comenzar una lucha de suaves manotazos que finalizó al momento en que, una tercera voz, les hizo sobresaltar y alejar tanto como sea posible:

--¿Cómo es eso de que se andan golpeando?

Era una señora, vieja, con anteojos de montura cuadrada negra y una túnica violeta oscura que le caía hasta el suelo, como deslizándose. Scorpius la observó, aterrado, pero Albus se limitó a poner los ojos en blanco y decir, con la voz cargada de ironía;

--Lo siento muchísimo, profesora Teddy.

En ese momento, Ted, usando su poder de metaformago, volvió a su identidad original. El muchacho era alto, como su padre, pero de rasgos bien pronunciados, así como su madre, con ojos marrones claros y el cabello de un intenso color azul, lo cual hacia, inevitablemente, que se viera bastante guapo. 

--Me asustaste--murmuró Scorpius, que hace segundos había estado aterrado ante el hecho de no entender nada, ósea, ¿Por qué demonios la profesora había comenzado a hacer muecas raras? Se había dado un susto de muerte cuando descubrió que, en realidad, era un chico.

--¿Qué haces aquí?--Albus preguntó--, además de asustar a los alumnos.

Scorpius sabia que su amigo tenia más confianza con su primo que con cualquier otro miembro de la familia, incluido su hermano. Scorpius recuerda las incontables noches de pijamadas que hicieron en la antigüedad, en donde se quedaban hasta tarde, incluso a pesar de que deberían de levantarse temprano al día siguiente, y hablaron temas similares a éste; deseó inmensamente encontrarse en alguna de esas noches, ahora, en éste mismo instante, en donde las cosas con su mejor amigo se encontraban bien y no había nada que le impidiese expresarse libremente. 

--Soy el nuevoprofesor de Transformaciones.

--¡Que genial!--exclamó Albus--. Escuché a James decir que éste año será particularmente difícil, ¿Es verdad?

--No te prometo nada--su primo respondió, dando por finalizada la conversación al ver que más alumnos se acercaban y, antes de entrar por la puerta, les guiñó un ojo. Scorpius decidió que, definitivamente, era uno de sus favoritos en la familia Potter. 

Ocuparon sus asientos en la primera fila, ansiosos por que Ted comience a impartir la clase, y Scorpius comprobó, emocionado, que la tensión alrededor de él y Albus se había disipado. Finalmente, todo volvía a ser tal cual era antes. 

La clase finalizó siendo una de las mejores que había tenido en su vida, con risas durante toda la hora y con Teddy teniendo una increíble forma de explicar, haciendo que, inmediatamente, se comprendiera el tema que se encontraban viendo. Tal cual recordaba, no había tenido una clase de Transformaciones tan genial desde que comenzó la escuela.

Luego de las próximas clases, cansados, se dirigieron a la Sala Común de Slytherin a hacer los deberes, ya que, tal como James le había dicho a Albus alguna vez, Transformaciones, a pesar de ser divertida, era extremadamente complicada, tal como habían comprobado al leer los deberes que Teddy envió. Se pasaron más de media hora allí sentados, comentando algo de vez en cuando o levantando la cabeza cuando alguien se acercaba a saludar, pero, por lo general, manteniéndose tan concentrados que, a la hora de terminar, eran casi la una y ya no había muchos otros estudiantes en la Sala.

--Necesito dormir--Albus admitió, ocasionando que Scorpius sonriera.

Juntos subieron a la habitación luego de que Scorpius estuviera de acuerdo con él, dejando los deberes sobre la mesa de luz que se encontraba entre sus camas, ni bien entrar. Luego, casi con vergüenza, comenzaron cambiarse la túnica y ponerse los pijamas, preparándose para dormir. 

Scorpius se encontraba a mitad de camino en ponerse la camisa, maldiciendo un poco por lo bajo debido a que, con los difíciles botones que la prenda tenia, se le estaba haciendo imposible poder colocársela de manera correcta. Se encontraba luchando con el ante ultimo botón cuando su amigo se acercó, quitando sus manos y poniendo las suyas en su lugar. 

Scorpius se sonrojó.

--Gracias--murmuró, al ver como éste abotonaba la camisa con facilidad. No pudo evitar sentirse algo, o muy, inútil.

--De nada--Albus contestó, mirándolo.

Sin poder evitarlo, con un impulso salido de lo más profundo de su ser, Scorpius se inclinó hacia adelante, haciendo lo que, aunque le costara admitir, tantos días había soñado: atrapó los labios de Albus entre los suyos, sin poder evitar besarlo con tanta ferocidad como le fuera posible: el chico respondió con la misma intensidad, acercándose a él y envolviendo una mano alrededor de su cintura. 

--¿Qué fue eso?--Albus preguntó, al momento de separarse.

El chico se encontraba jadeando, en busca de aire, y, bajo la luz de la luna, Scorpius solo quería decirle que se veía hermoso, absolutamente hermoso.

 Pero, en cambio, se limitó a sacudir la cabeza y volverse, sin saber, si quiera, como responder a aquello.

El amor que llevo dentro (Scorbus)Where stories live. Discover now