Capítulo 11

8.7K 822 393
                                    

--No sé--contestó Scorpius, moviéndose nervioso de un lado al otro--. Es lo único que puedo decirte. Hablé con tu hermana..., hace unos días y no pude parar de pensar en ello, ni un momento.

--¿De pensar en qué?--Albus preguntó, sentándose sobre la cama e invitando al otro a hacer lo mismo junto a él.

Scorpius abrió la boca, pero ninguna palabra salió de ella. El corazón le latía tan rápido que, por unos momentos, pensó en si alguna vez se detendría. Le daba miedo, mucho miedo, pero, al mismo tiempo, una nueva clase de emoción recorría sus venas, invitando, casi haciéndole desear, a soltar aquello que le oprimía la garganta:

--En que me gustas--soltó repentinamente, ocasionando que Albus se echase hacia atrás y, atónito, le devolviera la mirada--. No enloquezcas, por favor, déjame explicarte. 

--¿Tú..., tu gustas de mí?

--Yo..., sí, eso creo--admitió, por primera vez, tanto para él como en voz alta--. Mira, al principio, no sabía qué pensar. Cuando nos besamos me sentí..., distinto. No me había sentido con Rose de esa manera, jamás. Y entonces, sucedió la cita doble, y tu llegaste con éste chico..., que era simpático, sí, pero me volvía loco el que estés con él, aunque no entendía por qué. Luego, tu hermana me habló, y entendí todo.

--¿Qué es lo que entendiste?--fue lo único que Albus preguntó. Ya no lucía sorprendido, sino inexpresivo y cauteloso, casi como si estuviera midiendo cada una de sus palabras a la perfección.

--Que eres tú el que verdaderamente me gusta--contestó, increíblemente nervioso--. Nunca fue Rose. Y aún no se, exactamente, por que comencé a salir con ella en primer lugar, pero, lo que sí tengo seguro, es el hecho de que siempre que la paso bien, o me río, es contigo. Tú me haces sentir bien, Albus, tanto conmigo mismo como con todo lo que me rodea; no me había dado cuenta de lo enamorado que estabas hasta que, tal como me dijiste, tenías a otro chico en tu vida. 

Albus se echó a reír.

De todas las respuestas que había esperado obtener, desde un "yo igual" a "no quiero verte nunca más", nunca creyó que la risa sería una de ellas. Lo miró, curioso y sintiéndose terriblemente mal, al mismo tiempo, pero se tranquilizó enormemente cuando Albus se lanzó hacía él, rodeando su cuello con los brazos y acercando tanto sus rostro que, de pronto, sus respiraciones se habían mezclado y convertido en una.

--Y ese chico eres tú--murmuró el otro, besándole.

Scorpius sonrió en medio del beso, separándose unos segundos, antes de volver a besarle.

--Será mejor que abran--la voz de James les hizo separar--, como los primos se quedan a dormir deberé dormir con ustedes y no quiero ninguna clase de fluidos sobre las frazadas.

No le abrieron la puerta durante largos, largos minutos. 


El amor que llevo dentro (Scorbus)Where stories live. Discover now