Capítulo 13

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Muchísimas gracias por apoyar la historia, de verdad que significa mucho para mí, por eso... hoy tenéis dos capítulos. En unas horas subiré el segundo de este mini-maratón.


Tri.




No pude dormir en toda la noche, las pesadillas no me dejaron de atormentar. Ahora eran las cinco de la mañana, y mi cabeza no dejaba de pensar, no dejaba de darle vueltas a mi existencia. Solo era un objeto pasivo que iba y venía, pero siempre dependía de todo mi entorno para que mi estado de ánimo estuviese bien, para que pudiese respirar con normalidad.


Ally no se ha quedado conmigo porque no sirvo para nada, y seguro se ha cansado de tener que cuidar de mí.


Lauren se ha cansado en una semana de mí, ni siquiera se despidió cuando salí de su apartamento, ni siquiera se levantó a decirme que estuviese tranquila, que nada iba a pasar si ella estaba.


Comencé a hiperventilar, me costaba muchísimo respirar con normalidad. Mis ojos se cerraron, intentando que todo se calmase, pero mi cerebro me jugaba una mala pasada, todo estaba mal. Lágrimas salían de mis ojos sin control... ¿Cómo iba a ser el modelo a seguir de mi pequeña hermana si era un desastre? ¡¿Cómo?!


Me incorporé en la cama, agarrando las sábanas con fuerza, tanto que mis nudillos cogieron un color blanquecino, y lo pude ver por el reflejo de la luna que se colaba a través de las cortinas de mi habitación. Me toqué el cuerpo, algo me estaba oprimiendo de respirar, y es que al llegar me había acostado con la ropa puesta, con el abrigo puesto.


Al quitármelo, algo se cayó al suelo, un papel. ¿Qué era eso? No recordaba haber guardado ningún papel en mi bolsillo. Con las manos temblorosas, lo cogí. Encendí la luz de la mesita, intentando respirar con normalidad, pero no podía, parecía que las paredes se juntaban e iban a aplastarme. Me costó ver que era un número de teléfono porque mis manos temblaban tanto que era casi imposible ver claramente las líneas en el papel. "Llamar en caso de emergencia" era la leyenda del número de teléfono, y esa caligrafía... era la misma que estaba en el lienzo aún sin cambiar de mi estudio, era de Lauren.


Sin pensar mucho más, cogí mi teléfono móvil de la mesita, lo desbloqueé y marqué el número, equivocándome varias veces... era un desastre.


Un tono... Dos, tres, cuatro... Claro, quién iba a estar despierto a estas horas. Eres imbécil, Camila.


-¿Sí?- Me respondió una voz somnolienta, era ella. Me quedé callada, las palabras no se me venían a los labios. -¿Quién es? Mira, si esto es una broma, mejor llama a otra hora, subnormal, estaba intentand-...


-Lauren...- Su nombre sonó de mi voz entre suspiros, entre intentos de coger aire.


-Camila... Camz, ¿estás bien? ¿Qué te ocurre? ¿Por qué te fuist-...


-Soy... soy... un desastre... soy...- Lágrimas afloraban de nuevo de mis ojos, dejando a ver un obvio ataque de ansiedad que me estaba dando. Por teléfono era mucho más fácil hablar, pero no tanto... Lauren era especial.

Aurora; CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora