Capítulo 1

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Joshua no estaba acostumbrado a usar el metro. Normalmente su padre lo llevaba en coche hasta el instituto, y así podían ponerse un poco al día y desearse suerte en sus respectivas obligaciones -uno en la oficina, el otro en clase-; sin embargo, esa semana su padre tenía fiesta, y Joshua había preferido usar el transporte público a pedirle que madrugara como de costumbre solo para llevarle. Se había asegurado de levantarse media hora antes para tener tiempo de sobra por si había algún imprevisto, y también porque no tenía claro el tiempo que tardaría en llegar al instituto en metro. Así pues, y como era obvio, no estaba acostumbrado a entrar en un vagón lleno de gente por ser la hora punta, y no se esperaba ser recibido con codazos en las costillas y ligeros pisotones. Tampoco estaba acostumbrado a que, al llegar a la siguiente parada, subiera más gente de la que bajaba y ni de lejos se esperaba tener que apretarse contra el cuerpo de un desconocido más de lo que nunca jamás habría deseado. De hecho, en más de un momento había jurado notar una mano en algún lugar de su cuerpo un tanto inusual para ser un toque accidentado. En general, podía resumir su estancia en el metro como "poco agradable".

El instituto de Joshua estaba lejos. Era grande, muy grande, y gozaba de las mejores instalaciones del país, de modo que precisaba del mayor espacio posible. Eso hacía que estuviera situado en las afueras de la ciudad, que fuera de difícil acceso, y por tanto muy alejado de lo que vendría siendo el centro de los puestos de trabajo. Poco a poco, las mujeres en faldas estrechas y los hombres trajeados fueron desapareciendo hasta que no quedó ninguno. Solo quedaban unas pocas personas, vestidas más normalmente, y con expresiones cansadas y adormecidas, probablemente la que tendría una persona normal a las siete y veinte de la mañana.

Había conseguido un asiento al lado de un chico joven con una barba un tanto mal cuidada que pronto se levantó y salió disparado del vagón. La gente tenía mucha prisa por la mañana. Joshua era de los que se toman las cosas con calma y prefiere hacerlo bien y despacio que rápido y mal, pero podía entender su apremio. El asiento de su lado fue rápidamente ocupado por una mujer de unos cuarenta o cincuenta años, que parecía bastante cansada. Pegó el maletín que venía con el uniforme de su instituto a su pecho y suspiró. Esa era la séptima parada de dieciséis, y se sentía bastante cansado. Se dio cuenta de la suerte que tenía de poder ir siempre en coche al instituto en vez de tener que tomar el transporte público cada día. "Tendré que ir acostumbrándome", pensó mientras cerraba los ojos unos segundos. "Le he asegurado a papá que no tenía que venir a buscarme en coche tampoco. Esto tendré que hacerlo dos veces al día durante cinco días."

Suspiró profundamente y pensó que podría ser peor.

Podría ser peor ♥ JunShuaHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin