Capítulo 2

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Estaba verdaderamente agotado. Como presidente del consejo estudiantil que era, tenía que quedarse algunas tardes para concretar junto con los demás delegados distintos temas (los uniformes de las animadoras del equipo de baloncesto, la repartición de deberes para el próximo festival deportivo, escoger a los representantes que darían el discurso de bienvenida el día de puertas abiertas), y eran más de las seis cuando inició su vuelta a casa. Esa vez, al menos, el metro no estaba tan lleno. Incluso había un par de asientos libres. Se aseguró de que nadie lo necesitara más que él antes de sentarse y suspiró con agotamiento. Tenía unas ganas terribles de llegar a casa y meterse en la cama. Sabía que no iba a ser posible porque tenía que hacer deberes y, entre otras cosas, no eran ni las siete de la tarde, pero le daba más bien igual. Dejó caer la cabeza hacia atrás y repasó mentalmente todo lo que le faltaba por organizar del consejo escolar: los colores de las pancartas de los stants para el día de puertas abiertas y el orden en el que se esparcirían, organizar la recogida de voluntarios...

Levantó la cabeza al escuchar el sonido de la puerta cerrarse y el característico pitido que la acompañaba, incluso sabiendo que esa no era su parada, solo para asegurarse. Se fijó en una anciana cargada con dos bolsas de mimbre que intentaba sujetarse a una de las barras del vagón y que parecía mucho más agotada que él. Se levantó de un salto y le ofreció su asiento con un gesto de brazo y una sonrisa, sin ser necesarias palabras. La mujer se mostró sorprendida al principio, pero enseguida sonrió y, aunque inició una pequeña disputa de cortesía ("No, si no hace falta, joven", "Insisto, por favor"), terminó aceptando su oferta.
Joshua se sujetó a la barra que había al lado y contó las estaciones que le faltaban para llegar a casa. Solo dos. Inició una pequeña charla con la agradable anciana, que le contó que su nieto iba a cumplir quince años ese miércoles y quería asegurarse de tener todos los ingredientes para poder prepararle una cena especial, y cuando llegó a su parada se despidió de ella con una sonrisa. Bajó del tren y le dirigió una rápida mirada a las indicaciones de la estación antes de comenzar a caminar en dirección a la salida Norte, sin ser consciente del par de ojos que lo observaban desde hacía rato.

Podría ser peor ♥ JunShuaWhere stories live. Discover now