20. La última noche antes del fin

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—Te buscaremos mañana en la mañana —comentó Eva mientras efectuaba un cruce a la izquierda con su Yaris cuatro puertas negro —Te acercaremos al almacén y esperaremos.

—¿Y por qué no nos ayudan? —preguntó María, que estaba sentada en el asiento trasero junto a su amiga.

—Hmm véanlo como una prueba... Si pasan estarán listas para algunas de las cosas que vienen y si no... bueno...

—Reprueban —terminó Adam mientras se pasaba un dedo por el cuello.

—Pero... ¿Y si gana Master Queen...? —comenzó a decir Sara.

—Nosotros la eliminaremos inmediatamente, no se preocupen —le interrumpió el muchacho mientras sacaba una caja de cigarrillos casi vacía del bolsillo de su camisa.

Eva se volteó y le dirigió una mirada fría y acosadora.

—P-pero puedo abrir la ventana —agregó rapidamente Adam, intimidado.

—No, ya te he dicho que no puedes fumar en mi carro —le regañó su compañera, y acto seguido Adam volvió a guardar el paquete sin refunfuñar.

Sara observó pensativa a sus nuevos "aliados". Si estaban dispuestos a matar a Master Queen si ganaba el duelo ¿Qué le podía asegurar que si ella saliera victoriosa no harían lo mismo? Después de todo, también eran Master y también participaban en la cacería, y ella solo era un obstáculo para alcanzar la victoria.

—Podremos hacerlo —murmuró María como para ella misma. Sara deseaba poder confiar en esa afirmación.

—¿Dónde la encontraremos? —preguntó.

—En el complejo de almacenes en donde pelearon la última vez. Ella no es de ésta ciudad, por lo que se aloja en ese lugar —respondió Eva. A Sara le impresionaba la velocidad con la que conseguía información veraz y confiable. En un momento de la tarde le había preguntado el como la habían encontrado y solo dijo "Mis ratones lo saben todo. Y lo que no, lo averiguan" y cuando la chica le pidió una explicación ella le respondió "Todos tenemos nuestros secretos joven Master, y es mejor guardarlos bien" y tenía razón, en una guerra de todos contra todos no se podía estar seguro de como nadie utilizaría ese tipo de información.

Eva giró de nuevo en una esquina y vieron a los lejos las luces de varias cocteleras encendidas. Acercándose un poco más lograron identificar unas tres o cuatro patrullas policiacas aparcadas justo al frente del Eugenias Bar & Club.

—¿Qué...? —preguntó Sara al verlas.

—Algo me dice que será mejor seguir de largo —comentó Adam.

—¿Qué sucede? —volvió a preguntar Sara.

—¿Cómo quieres que lo sepa? Habrá sucedido algo, ya sabes, alguna pelea de borrachos —le respondió el muchacho haciendo un gesto con la mano.

—¡Tenemos que detenernos! —ordenó la chica apoyándose en los asientos delanteros.

—No —le respondió Adam.

—Pero... ¡Mi madre está allí!

—Ese realmente no es nuestro problema.

—A ustedes quizás no les importe, pero a mi si —hizo el ademan de abrir la puerta, pero tenía seguro —. ¡Ábreme! —ordenó, sin dejar de intentarlo.

—¿Te lanzarás de un auto en movimiento? ¡Ja! —comentó Adam, divertido, justo antes de acomodarse en el asiento y colocarse una mano tapándose la frente queriendo hacer entender que se aislaba de la conversación.

La Balada de Omega: Primeros AcordesWhere stories live. Discover now