Lunes

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 Llego el día, son las 19 horas y me preparo para ir a aquella cafetería, ni siquiera sé que llevar, ahora que recuerdo bien aquel extraño nunca menciono si debía llevar algo, tampoco se me ocurrió a mi preguntarle... Bueno que más da, iré con lo puesto y llevaré el celular para hablar con mi madre para que no se preocupe y llevaré un abrigo, a lo mejor en la noche hace frió, y más allá en el campo... Ya debo de despedirme, en un rato me voy.

Emanuel: Adiós mamá ya me voy...

Adela: Adiós Emanuel, no olvides llamarme al llegar...

Emanuel: Tranquila, te llamaré al llegar...

Adela: Aun así estaré preocupada toda la noche, ¿Que llevaras?

Emanuel: No hay nada de que preocuparse, ya te lo había dicho... Tranquila, ¿Sí? Solo lo puesto, un abrigo, mi celular y mis llaves, Abraham mencionó nada acerca de llevar algo extra.

Adela: ¿Y que comerás? 

Emanuel: No había pensado en eso, no me menciono nada acerca de si dejaría comida o yo debía llevármela, y ya casi es la hora de irme...

Adela: No te preocupes, por algo soy tu Madre, te prepare unas empanadas para esta noche.

Emanuel: ¡Gracias mamá! No sé que haría sin ti... Bien, ya debo irme, te llamaré.

Adela: Cuídate mucho por favor... y no olvides llamarme.

-Al fin llego el día... Ya llegue a la cafetería, y como de costumbre esta casi vacía, ¿Donde estará Abraham? Adentro no esta, lo esperare afuera. 

Llevo aquí 20 minutos esperando nada mas que con el sonido del viento como única compañía... De pronto se aproxima un auto negro, con vidrios polarizados, era aquel extraño...

Emanuel: Hola, Abraham.

Abraham: Sube...

Emanuel: Estoy muy entusiasmado señor, ya quiero conocer su campo, ver que tan grande es, y demás.

Abraham: Solo Recuerda como llegar...

(A este paso dudo que creemos un vínculo de confianza, ni siquiera se molestó en saludarme ni desearme suerte por mi primer día ni nada, no se que le pasa... )

Después de aquel trayecto hemos llegado, el campo es hermoso... Y la cabaña, por fuera también lo parece, me supongo que me dará un paseo por su campo o me dirá que debo cuidarlo, o de quien... Estoy desconcertado.

Entramos a su cabaña, tal como me la imagine, es grande y tiene todas las comodidades, solo que los pisos rechinan un poco al caminar por ellos...

Abraham: Aquí es donde te hospedaras durante tu trabajo. Pasaré por ti mañana a las 10 horas.

Emanuel: ¿Pero que es lo que debo hacer exactamente? ¿De qué debo cuidar su campo, o de quien?

Abraham: Solo quédate aquí, y date una vuelta por mi campo cada tanto, para revisar que todo este bien. 

(Sin despedirse ni dar más explicaciones se subió a su auto y se marchó)

El que no me halla respondido si debía cuidarlo de algo o de alguien no se si me deja mas tranquilo... O más desconcertado... La verdad ya no sé, pero ¿Por qué me estoy quejando? La cabaña esta genial, y el campo por lo poco que se puede apreciar por la carencia de claridad en él, se ve que es hermoso. Es como si estuviese de vacaciones, todo es tan tranquilo... Ojalá sea así el resto de las noches... No debo de hacerme a la ilusión de que todas las noches se tornara igual mi trabajo, recién es mi primer noche, solo el primer lunes... Solo lunes.



El sereno del campoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora