Sorprendido

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Fue una noche bastante tranquila, no paso nada fuera de lo normal, por ser mi primer noche supe llevarla bastante bien.

Estoy camino a casa, es Abraham quien me lleva... Ya ni siquiera me asombran sus malos modales, ni siquiera me pregunto como me fue o si tuve alguna dificultad durante la larga y fría noche.

Emanuel: Aquí me bajo, gracias Abraham.

-Solo se me quedo observando y esperando a que me baje del auto y cierre su puerta, una vez que hice eso, partió nuevamente sin despedirse ni nada por el estilo, que hombre tan extraño... Y misterioso a la vez.

Emanuel: Hola mamá.

Adela: ¿Cómo te fue? ¿Paso algo extraño? ¿Estuvo todo en orden? ¿No corriste ningún peligro?

Emanuel: Despacio... De a una pregunta, si me fue bien, no mamá, no paso nada extraño, si todo en orden, no ¿Qué peligro habría de correr? Su campo es hermoso, y muy tranquilo, y de la cabaña tampoco tengo queja alguna.

Adela: ¿Me lo estás diciendo solo para que me quede tranquila?

Emanuel: No, de verdad nada salio mal, fue una noche muy tranquila, siendo sincero, no veo de que debo cuidarlo, prefiero que siga creyendo que hay algo de que cuidarlo y seguir conservando el empleo.

Logre tranquilizarla pero... Estoy bastante sorprendido al decir verdad, no me dijo de que debía cuidarla, o de quien, eso todavía me quedo, ¿Por qué alguien me pagaría para cuidar algo que no presenta peligro alguno?

Hubiese preferido que me dijera que debía cuidarle sus cultivos de algún animal, o que solo debía estar ahí para que los demás vean que había alguien y nadie se atreviese a entrar o querer robarle, el que no me halla dicho ninguna de esas cosas alimenta mi incertidumbre y deja mi confianza hambrienta.

El sereno del campoWhere stories live. Discover now