Capítulo 1

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Chocolate, oh delicioso chocolate. Indispensable para esta receta.

Recuerden, el preparar Postres, no se trata de un proceso mecánico,

sin vida, menos aún si lleva este enloquecedoramente rico ingrediente.

Agréguenle entusiasmo, pasión y sobre todo amor.

Nota del libro de postres: Apasionadamente rico, K. Candy.


- Eres todo un éxito. – Decía Silk mientras devoraba la segunda rebanada de "Pasión oscura" el nombre lo habían acuñado después de comprobar que el pequeño experimento culinario de Candy era delicioso y después de que Candy relatara el bochorno ocurrido y volviera a cocinarlo. De eso ya hacía un tiempo. – Y, dime ¿lo has visto de nuevo?

- No. – lo dijo casi gruñendo.

- Ajá.

- ¿No te rindes verdad?

- No.

- Mmm. Lo siento por ti. ¿Cómo se supone que lo vería de nuevo? Déjame ver, me presento en el edificio, aguardo a que salga y en cuanto lo vea me tiro en la cara otro pastel previamente hecho para tal fin, con la finalidad de que me reconozca.

- No es mala idea. – Reflexionó su amiga haciendo que lanzara una exclamación de frustración. – Vamos Candy, de eso ya pasaron varios meses ¿me dirás que no tienes ganas de saber más de él? Si recuerdo bien, durante días no dejabas de decir lo hermoso, guapo, arrebatadoramente bello que era y...

- No sigas por favor... - Gimió para luego quitarle el plato a su amiga que milagrosamente tenía media rebanada todavía. – Si sigues por allí...

- Me callo, me callo. – En cuanto le devolvió el plato, añadió. – Por hoy. ¿Qué tal el negocio? – Preguntó para cambiar de tema, aunque demasiado bien sabía que no duraría mucho esa paz.

- Mejor de lo que pensé, encontrar este local enfrente tuyo fue genial, el alquiler es de lo más bajo aun no me lo puedo creer. Y las ventas creciendo o al menos manteniéndose.

- Es que tus postres son de lo mejor, los pasteles ni se diga y la tarta de frambuesas con licor... mm ¿tienes por cierto de esa?

- Silk a este paso no te va entrar nada de esa lencería tan bonita que diseñas.

- A Rheet no le importará créeme.

- Lo creo. - Candy sonrió recordando al esposo de su amiga, un buen hombre que la había hecho muy feliz. 


Sin tan solo ella pudiera conseguir algo así y de preferencia con su "pasión oscura" como había nombrado al espécimen masculino que azotaba sus noches. – Suspiró.

- No creo sea difícil el verlo de nuevo. – Silk volvió a la carga.

- Y ahí vamos de nuevo... Seguramente es uno de esos hombres que le gustan las chicas con nombre de perro.

- ¿Cómo? – Silk se atragantó de la risa.

- Linda, Patsy, Barby nombres así.

- ¡Basta! – Sofocando la risa su amiga retomó el tema con más ganas. – ¡Ni siquiera lo sabes! Dale una oportunidad, en cuanto vea como eres, caerá redondo a tus pies.

- Tu fe en mí me enternece en serio, pero hay que ser realistas. Además, el hombre me tiene loca... o me tenía loca. Ya no – Mintió - Sé como es y no me conviene.

El dulce sabor del amorWhere stories live. Discover now