Capítulo 18

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El enorme grito que Candy dio a continuación casi le dejó sordo. Pero aun así le costó dejar de ver y darse la vuelta, ella era absolutamente preciosa. Con esfuerzo supremo le dio la espalda y le pasó la toalla que estaba enfrente, ella se la arrebató y de pronto antes de que salieran las palabras "lo siento" tiraron de él hacia la ducha. Sorprendido al máximo se vio empujado hacia donde estaba la regadera, una hermosa Candy ya con la toalla anudada a su cuerpo, se acercó a él con los ojos relampagueando de furia.

- Creo que no sería un buen momento para besarte ¿verdad? – Le dijo sonriente.

- Creo que no. – Dijo ella y alargó la mano y abrió la llave.

- ¿Qué haces...? ¡No!

Candy se apartó de inmediato en cuanto el agua empezó a caer, él hizo amago de moverse.

- Da un paso y eres hombre muerto. – Le amenazó ella.

- No puedo creerlo. – Se limitó a decir y cerró los ojos mientras el agua caía por todo su cuerpo. De repente ella vio cómo se movía y se dio cuenta que empezaba a reírse, y a hacerlo con estrepito, casi ahogándose pues el agua se le metía en la boca también. - ¿Me pasas el shampoo? – Le pidió sin dejar de reír. - ¿No? ¿El jabón al menos? Yo también necesito una ducha, me manchaste todo de mermelada.

- ¡¿Se puede saber que te llevó a entrar en mi habitación y hacer lo que hiciste?!

- Quería ver como estabas. – Y con quien estaba también, pero a juzgar por su expresión furibunda, decir eso podría ocasionarle la muerte.

- Y por qué diantres no tocaste la puerta.

- Juro que lo hice...

- Debiste haber esperado.

- Lo sé. – Acto seguido se quitó la camiseta.

- ¿Qué estás haciendo? – Le dijo ella con sorpresa.

- Bueno, voy a darme un baño.

- Pe...pero ¿aquí?

- ¿De quién es la culpa?

- ¡Tuya! – Le gritó furiosa.

- Bueno, sí. Pero no pretendes que salga de aquí todo empapado y chorreando agua por todos lados ¿no?

- ¡Me vale un soberano pepino!

- Pues a mí no, así que o sales o te quedas a ver el striptease y de paso me ayudas a enjabonarme ¿Cómo ves?

Como respuesta ella le aventó el bote de shampoo y acto seguido el jabón, él los esquivo y siguió muerto de risa mientras ella salía del baño azotando la puerta. Pocos minutos después salía envuelto en un albornoz que afortunadamente era de su talla y vio como ella estaba completamente vestida y se cepillaba la cabellera sentada frente al espejo, la intimidad de la situación le hizo anhelar de inmediato tener todo eso y más con ella.

- Hazme el favor de largarte. – Dijo ella sin voltear a verle siquiera.

- ¿Quién era el que te limpiaba la cara hace un rato? – Preguntó ignorando sus palabras.

- ¿De quién hablas? – Preguntó Candy con confusión. La verdad es que había olvidado todo excepto que él la había visto desnuda y ella había estado a punto de verlo a él en ese mismo estado. Salir del baño había resultado francamente difícil.

El dulce sabor del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora