Cita Franco y Cristina (Parte 3)

15K 1.3K 343
                                    

Siento la demora, pero al fin acabé el capítulo. Espero les guste 7u7

********

Narra Cristina:

¿No les pasa que llevan horas pensando en lo que va a pasar, piensan bien lo que dirán y cómo vas a estar pero en el momento no sabes qué hacer?. Bueno, eso mismo me está pasando ahora.

Franco me pone demasiado nerviosa. Estamos tomados de la mano, yo con los ojos vendados sin poder ver absolutamente nada y él guiándome a no se donde. Solo espero que no note que estoy temblando.

Toda la noche ha sido perfecta: la cena, la conversación, el lugar...todo. Me da tantos nervios lo que va a pasar, porque sé que va a pasar algo, de no ser así ¿por qué me vendaría los ojos?

—Solo un poco más y podrás ver.—asiento con la cabeza y Franco me sigue guiando. Solo espero no caerme, juntarme tanto con Jaz a que me pega su mala suerte.

Caminamos sobre lo que creo es arena y Franco para.

—¿Ya puedo ver?

Escucho una risa por parte de Franco. Estoy nerviosa y el hecho que se ría no ayuda mucho.

—No seas impaciente preciosa.

Ignoro lo que acaba de decir y me quedo quieta. Escucho bulla más no logro identificar ningún sonido. Luego de lo que creo fueron dos minutos Franco habla.

—Bueno, ya puedes quitarte la venda de los ojos.

Con algo de miedo a decir verdad, me quito la venda que cubría mis ojos.

Parpadeo dos veces y me quedo hipnotizada de lo que estoy viendo. No lo puedo creer, es simplemente perfecto.

—¿Hermoso no? —mi vista se dirige hacia ese chico que hace que me ponga nerviosa. Asiento y sonrío.

—¿Có-cómo lo supiste?

Es algo que nunca se lo había comentado, ni que fuera adivino para... Oh, espera, ya sé quién fue.

—Digamos que un pajarito me contó—no puedo evitar sonreír.

Estamos en la playa, de noche, con una gran vista y lo mejor de todo la sorpresa. Un gran corazón en la arena hecho con pétalos de rosa.

Sí, eso es lo que a mi siempre me ha gustado. Por alguna razón desde que soy pequeña me ha encantado la playa, pero en la noche, con la luna iluminando el mar. Una vez, conversando con Jaz, nos preguntamos la una a la otra cómo te gustaría que te declararan.

Jaz dijo que comiendo pizza o en una salida cualquiera le bastaba. Sin embargo yo dije lo que estoy viendo ahora, no sé por qué, simplemente esa fue una ilusión mía desde pequeña.

No puedo creer que Franco haga esto... Es simplemente perfecto, aunque aún no haya dicho nada.

Vuelvo mi mirada hacia él. ¡Dios!, se ve tan bien con ese traje. Franco me sonríe una vez más para luego hablar:

—Cris...—con tan solo oírlo decir mi nombre sonrío. Suena perfecto.—Tú y yo sabemos por lo que hemos pasado. Desde que te conocí hubo algo, no sé cómo explicarlo, pero sentí que debía conocerte mejor. Cosa que hice y créeme que—suspiró—Wow, en serio eres única.

No pude evitar sonrojarme.

>>Te soy honesto no sé qué estoy diciendo, había preparado unas palabras y hasta me las aprendí... Solo, estoy improvisando. Como sea, te fui conociendo y algo sentía cada vez que te veía, era como decir "Wow, necesito a esta chica en mi vida". Sé que al principio no te caía, porque no estaba de acuerdo con lo de Ethan y Jaz. Era verdad, en ese entonces no creía del todo en las propuestas y todo eso del romance o lo cursi; pero mírame. Aquí estoy, hablando frente a la chica más loca, mandona, espontánea y fabulosa que he conocido. Mis manos temblando y con una pregunta que hace mucho debí hacer, pero por mi cobardía no lo decía... Así que, Cristina—me tomó de ambas manos. Tragué nerviosa y lo miré a los ojos. Esto en serio está pasando.—¿Aceptarías a este loco chico como novio?

Estaba a punto de contestar cuando unas voces muy familiares me interrumpieron...

—¡Dile que sí!

—¡Jaz cállate!

 Cerré los ojos controlándome para no matarla, pero la risa de Franco me hizo abrirlos y simplemente me uní a su risa.

Así es, Jazmín Cranston arruinando momentos desde el día de su nacimiento.

Negué con mi cabeza y dejé de mirar a la pareja "escondida" en los arbustos. Me volteé hacia Franco con una gran sonrisa en mi rostro y dije lo que iba a contestar hace unos segundos:—Sí Franco, te acepto como mi loco novio, solo si yo soy tu mandona novia.

Sin dejar que reaccione los labios de Franco ya estaban encima de los míos. Nuestro segundo beso en verdad,  pero este se sintió mejor que el primero. Fue lento y muy tierno.

Nos separamos por falta de aire, yo sonrojada y él con una gran sonrisa.

No pude evitarlo y lo abracé, a mi novio, a ese chico que al principio detesté y que ahora adoro tanto. A mi novio, qué lindo suena eso.

—¡Al fin, Frantina es real!

—Jaz, me lastimas los tímpanos.

—Cállate Ethan... ¡Frantina es real y lo tengo todo grabado!

El chico del metroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora