Houdini

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Su sonrisa de satisfacción era de envidiar, alzándose hacia los extremos de su cara mientras que bajaba su cabeza, ladeándola hacia un lado, ojos oscuros tornándose verdes. Los mechones de cabello plateados brillaban bajo la luz y la sombra que él creaba lucia como un demonio deformado. Una larga y torcida uña pinchaba la piel de su labio, haciendo que el más pequeño goteo de sangre se filtrara por este mientras que su otra mano colgaba flojamente, ocasionalmente fundiéndose en su grueso abrigo de piel. Quill no estaba disuadido, su cara estaba llena de furia, enmascarando su preocupación intensa. Con los hombros hacia atrás y cabeza en alto, él estaba determinado a obtener respuestas de El Coleccionista o al menos lo miraría hasta que se rindiera, aunque pareciera que nunca fuera a hacerlo.

—Ella huyo —hablo finalmente Drax, cansado de este continuo silencio ensordecedor. Sin embargo, El Coleccionista nunca aparto sus ojos de Quill, en vez de eso, él rodó sus ojos hasta la parte de atrás de su cabeza y alzo su rostro, aun inclinado.

—Por supuesto que lo hizo. Está en su naturaleza. Estas tendencias no son antinaturales para ella, ¿saben? —Él hablo en tonos lúgubres, firme y silencioso, no queriendo revelar demasiada información, aunque él sabía exactamente lo que Skyra debía estar haciendo. Él había calculado cada movimiento de ella desde que escapo, él sabría tarde o temprano lo que ella haría y como todo resultaría.

—¿A qué te refieres con que no son antinaturales para ella? ¿Es peligrosa? —Fue Gamora quien hablo esta vez, su actitud de "ir directo al grano" brillo a través de sus palabras, ella no era de las que endulzaban los hechos, lo que era admirable en muchas maneras, aunque menos deseado en otras. El Coleccionista estallo en risas por los lerdos pensamientos del grupo, ellos en realidad no tenían idea. Él mantuvo el contacto visual con Quill de principio a fin.

—Por supuesto que es peligrosa. Ella es la cosa más peligrosa en el universo. No la hubiese querido si no fuese única —sus palabras parecían provocar algo en la mente de Quill, ya que apretó sus puños y su mandíbula haciendo que sus venas brotaran en sus brazos y cuello. Él dio un paso hacia El Coleccionista, luciendo como si fuera a romperlo en mil pedazos en cualquier momento. Él no quería creer una palabra de las que ese desalmado estaba diciendo, pero él no conocía nada más. Skyra era peligrosa y la tenía las marcas para probarlo. Él gruñó, fuego flameando en sus ojos verdes.

—¿Qué es ella? —Demando saber. Esto no salió a manera de pregunta y Quill no había intentado que sonara de esa manera, era una orden para El Coleccionista, para ese monstruo, una orden que él tenía que seguir. Él simplemente le sonrió las palabras de Quill, alisando su abrigo antes de empujar gentilmente a Quill hacia atrás con dos dedos para recordarle el espacio personal.

—Ella es la única de su especie y siempre lo será. Ella es extremadamente rara y si algo le sucede estamos condenados. Así que, probablemente, será mejor que tú vayas a encontrarla.


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La lluvia golpeaba contra la pequeña ventana agrietada, el viento aullaba y sacudía la estructura de la casa, sacando a Skyra de su sueño. Ben estaba acurrucado, temblando en sueños, tal vez debido al frío extremo o pesadillas. De cualquier manera, a Skyra le dolió el verlo así. Ella bostezo, pasando una mano por su cabello antes de lentamente levantar sus pies y tambalearse hacia él. El cuerpo de Skyra se detuvo al sacudir el brazo de Ben con gentileza, cantando su nombre en voz baja mientras él se sacudía. Él aun no respondía a sus intentos de despertarlo, así que ella se inclinó a su lado, sobando su brazo gentilmente antes de decir su nombre una vez más, esta vez lo suficientemente alto para que él pudiera oír. Dando un salto, él puso sus manos alrededor del cuello de Skyra haciéndola jadear alto, ella grito y él se sacudió antes de abrir sus ojos y dejarla ir inmediatamente. Ella lo perdono, descansando una mano tranquilizadora en su hombro y mirándolo a los ojos, relajándolo a la vez que se calmaban los dos. Él trato de hacer el menor contacto visual posible con ella, avergonzado, pero a ella no le importo, él se inclinó más cerca de ella, presionando un pequeño beso en su frente antes de levantarse y comenzar a hurgar entre armarios dañados. Skyra tomo la oportunidad para ir al baño para alisar lo que quedaba de su ropa y tratar de arreglar su apariencia ya que el tener sus dedos y las puntas de su cabello llenas de carbón no era muy atractivo. El olor del aceite calentándose en una sartén lleno su nariz, abriéndole el apetito. Skyra se encontró a si misma hambrienta, notándolo después de arreglar su apariencia. Ella volvió a la habitación principal, regalándole a Ben una sonrisa.

Skyra | Guardianes de la GalaxiaWhere stories live. Discover now