Un sentimiento que nunca recordaré

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Tal vez el viaje no es tanto acerca de volverse algo. Tal vez es acerca de dejar de ser algo que no eres realmente para que puedas ser quien debiste ser desde el principio. Al final, no son los años de tu vida los que cuentan, es la vida en tus años. Eso fue lo que Skyra disfruto más. A pesar de ser cortos, ella había tenido los años más hermosos, unos llenos de esperanza y risas, dolor y tristeza, ira y amor. El haber nacido en un mundo infructuoso y morir sabiendo que había mejorado. Después de todo, ella sabía que incluso cuando se fuera, su huella quemaría por siempre en los corazones de esos que amaba y de esos que había perdido. Ella estaba aceptando el mundo a su alrededor, todo lo que daba y todo lo que arrebataba, ella lo entendía ahora. Ella estaba aceptando el seguir adelante, viajar al gran más allá y vivir una nueva vida en donde los seres prosperarían simplemente porque ella existía, porque ella los respaldaba, ella era su ecosistema para proteger, vengar y cuidar de todo en la galaxia. Muy parecido a Quill y su grupo; cuando el tiempo llegue, ellos también tendrán que aceptarlo y lo harán, dolerá, mucho, pero con el tiempo la herida que ella habrá dejado sanara.

Peter estaba en silencio. No en el sentido de no hablar, era su alma. Era como si toda su personalidad hubiera volado fuera de su mirada que una vez había sido tierna, su columna inclinada hacia adelante, piel vuelta callosa y uñas descoloridas. Él lucia como la muerte misma y ella todavía no se había ido. Su cabello, ahora sin vida, flotaba en cualquier dirección en la que se enfrentaba, perdiendo su vitalidad. Las galaxias le habían pasado factura, él estaba débil, decrepito, y él lo sabía, emocionalmente cayéndose a pedazos frente a los ojos de ella, como ella lo estaba físicamente. Ese parecía ser siempre el caso entre Peter y ella, eran opuestos y al mismo tiempo lo mismo. Cayéndose a pedazos pero en diferentes niveles, mientras que él se moría por dentro, ella moría por fuera. Era como una carrera para ver quien cedería primero, pero Skyra conocía a Quill, él nunca lo haría.

Era solo el zumbido de la Milano lo que hacía ruido ahora. Incluso los otros miembros de la tripulación permanecían en silencio, solo hablando entre ellos cuando era necesario, como muestra de respeto hacia ella. Incluso El Coleccionista había accedido a verla partir, para maravillarse con su final. Todos ellos sabían el destino de Skyra pero ella no lo sabía, toda esta vida era nueva para ella y a pesar de su cuerpo rúnico, su imaginación corría salvajemente; las estrellas brillando en una serie de colores, acelerando su corazón, algo que todos amaban ver. La habitación en la que Skyra se quedaba tenía la ventana más grande, permitiéndole observar prácticamente todo el espacio, los asteroides, las lunas, los planetas, las estrellas y otras galaxias, todas mezcladas creando una hermosa pintura. Skyra sabía que a él le gustaría observar los últimos brillos de vida ir a través de ella, sabiendo que ella estaba llegando a su final le dio esperanza saber que tal vez, solo tal vez, ella cambiaría de opinión, prolongaría su vida para estar con él. Pero la idea era egoísta y ella era desinteresada.

Llegando a la esquina misma del universo, el cielo se acabó. Era hora. Skyra se puso de pie y se volvió hacia ellos gallardamente, dándole una pequeña sonrisa a Peter y tomando su mano en la suya, ninguno de los dos hablo. La Milano se silenció, permaneció en modo de suspensión automática mientras que Quill y ella se pusieron unos pequeños cascos de protección y salieron a lo que sería el nuevo hogar de Skyra. La vastedad del espacio la atemorizaba un poco, la desconocida oscuridad que la rodeaba. Era tiempo de irse, de volverse una con ella misma. Su corazón corría y Quill agarro su mano con fuerza, ella sostuvo su mano quieta, en silencio, juntos durante un tiempo. Antes, él hablo, la primera vez en días.

—¿Estas lista?

—Nunca estaré lista... ¿lo estás tú?

—Nunca —él rio secamente, mirándola a sus ojos; sus galaxias y sus rayos caleidoscópicos miraron dentro de sus ojos verdes. Skyra sonrió y él la abrazo de la manera más fuerte en que podía, sosteniéndola por lo que parecieron horas. Ella podía oír el corazón de Peter golpeteando, su alma llorando desesperadamente porque ella no se fuera pero su cara era de piedra. El aliento de Skyra combinaba con el suyo y las lágrimas comenzaron a bajar por sus mejillas. Mirando de nuevo a los ojos de él, pudo ver como la piedra se agrietaba y de sus propios ojos comenzaron a brotar lágrimas. Él removió una mano para alcanzar su bolsillo y tomar la gema del infinito.

—Bueno... Adiós, Peter Quill —Skyra hablo suavemente, prolongando su nombre para disfrutar el sentimiento de este sobre su lengua. Él limpio las lágrimas de ella con su pulgar y abrió la capsula; la luz morada brillo en la cara de Skyra y la piedra floto hacia el espacio, esperando por ella, sabiendo que el minuto en que la tocara seria el final. Ella se quitó su casco, teniendo pocos momentos de vida restantes.

—Adiós, Skyra... —él hablo su nombre por última vez antes de que su máscara colapsara y presionara sus labios sobre los de ella, y en ese momento ella tomo la gema.

Una explosión ondulo a través de la atmósfera, una magnitud de colores erupciono desde adentro y disparo en direcciones diferentes mientras el universo se expandía. Planetas, lunas, asteroides y estrellas llenaron ese pedazo vacío, llenándolo de vida. El cuerpo de Quill fue propulsado hacia atrás, siendo recogido por la Milano; su inconsciente estaba en la cama. Él estaría bien, él despertaría pronto con el recuerdo de Skyra fresco en su mente. Oh, tomaría tiempo, mucho tiempo para llegar a un acuerdo con lo que había sucedido, pero lo haría. Lo haría un mejor hombre y cuando pensara lo contrario, ella estaría ahí para guiarlo, como las estrellas.

Skyra | Guardianes de la GalaxiaWhere stories live. Discover now