razón (míni maratón (1/5)

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Extrañamente la cafetería estaba vacía, si bien estaba consiente de que no era un lugar muy popular, usualmente había un poco más de personas, por no decir que en ese momento sólo estaba el y un par de adolescentes, en lo que supuso era una cita.

Un rayo de tristeza lo atravesó al recodar que ese era el lugar donde había ido por primera vez con Yuri al llegar a Rusia, varios momentos inolvidables para el habían sucedió ahí, el hecho que Phichit lo citará en ese lugar se le hacía muy sádico, pero no podía quejarse, suspiró aparetando entre sus temblorosas manos la taza de chocolate caliente que había pedido; no es como si hubiera más frío de lo usual, pero necesitaba sentir calidez, la calidez que su omega le daba y que ahora no sentía a su lado.

Si le pidieran describir el olor de Yuri, rápidamente diría que es indescriptible y que no tiene comparación, pero pensándolo un poco más, la presencia y su olor, era como la del chocolate caliente en un día nevado, con un olor tan atrayente y agradable, y con una sensación de estar en tu hogar, sin importar donde estuvieras realmente, esa calidez a su alma necesitaba, justo como el chocolate; desde que conoció a Yuri esta se había convertido en su bebida favorita, incluso cuando no estaba cerca de él, o estaba intranquilo, el chocolate lograba calmarlo.

Por otro lado, tenía a su hijo, Yurio, el era como la brisa fresca del mar, o más claramente a el pasto después de un día lluvioso, algo refrescante, para muchos puede ser molesto ese olor, pero para quienes sabían apreciarlo, era sumamente relajante y tranquilo, aunque apenas tenía seis años, apenas estaba comenzando a cambiar su olor, hace un año atrás, aun olía con aquel olor dulce característico de los cachorros.

Se levantó tirando la silla en el proceso, cuando sintió el aroma de su omega en el lugar, pero tuvo que tragarse las ganas que tenía de saltar a la yugular del tailandes, cuando se dio cuenta que no era su omega quien desprendía ese olor, si no aquel alfa que caminaba a el con una gran seriedad.

-estabas con Yuri- murmuró sin poder ocultar el enojo en su voz, el hecho que su omega estuviera con otro alfa cuando estaban peleados, era bastante molesto para su Alfa interior.

-si- contesto el moreno, sin dirigirle la mirada, solo se sentó y espero pacientemente a que Viktor hiciera lo mismo.

-¿ donde...?-

-antes que nada- lo interrumpió- ¿estas consciente de lo que provocaste?-

-lo se- nuevamente, tenía la taza en sus manos, buscando sacar fuerzas de ahí, a pesar de que Phichit no estaba usando su presencia ni su voz, se sentía humillado por el hecho de tener que pedir ayuda a otro alfa, y porque su familia estaba con el tailandes, pidiendo su protección, cuando era el quien debía de dársela -no tienes idea de cuanto lo lamento-

-tienes razón, no lo sé y nunca lo sabré, yo jamás permitiré que algo así suceda-

No respondió, solo gruñó en respuesta, estaba haciendo lo posible por controlarse, pero tener a Phichit frente a él, con el olor de su omega, y diciéndole todo eso, lograba alterarlo aun más.

-debe de admitir que me decepcionas, nunca había visto a Yuri llorar tanto...-

- lo se...-

-¡no!, no sabes nada, tu no lo viste, tu no estuviste ahí, ¿tienes idea de lo destrozado que estaba? -

-¡entonces deja que hable con el! ¡déjame verlo! ¡déjame pedirle perdón!-

En realidad si lo sabía, y estaba seguro que Phichit era consciente de ellos, lo sentía, a través de su lazo era capaz de sentir su miedo, su dolor, su soledad, todo, todo lo que su omega sentía y que eran los mismos sentimientos que el tenía.

Somos familia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora