Iguales

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El sol entibiaba el césped que acariciaba los dedos de sus pies descalzos, un suspiro corto escapó de sus labios mientras observaba un par de aves volar por sobre sus cabezas, graznando y dibujando sus sombras en el suelo del jardín. Las nubes hacían dibujos, acaba de ver una con forma de árbol y otra con forma de una rosa como las de los rosales del palacio. Cerró sus ojos por unos instantes y pudo ver esa sonrisa en el rostro de Jihoon, aquella tan triste y solitaria que había dibujado al terminar de contarle su pasado. Su pecho dolió un poco al recordar los detalles de esa cruda historia, de cómo había sobrevivido hasta ahora, de cómo se había enamorado del rey.

Enamorado de un rey...

Un rey.

- Jeonghan...

Un rey... un príncipe. ¿Enamorarse de un príncipe?

- ¿Jeonghan?

El viento sopló fuerte y desordenó su cabello negro. Estaba más largo, una trenza que Jihoon le había hecho descansaba sobre su cabeza, decorando su rostro y haciéndole ver aún más delicado. Jihoon estaba enamorado del Rey Seungcheol, ¿Cuántos años llevaba así? Realmente era un hombre muy fuerte, Jeonghan no podía imaginar el dolor que debía sentir cada día al servirle al hombre que ama sin que este pudiera saberlo jamás. Una sensación de ahogo se apoderó de él entonces, sus dedos acariciaban una rosa que había caído del montón en el arbusto, sintiendo los suaves pétalos con sus yemas ásperas marcadas por el tiempo y el trabajo arduo.

"Enamorado de un rey..."

- ¡Jeonghan!

- ¡Ah!

Dio un salto y pinchó su dedo con una espina de la rosa en sus manos, soltándola al instante. Miró entonces al muchacho frente a él, con sus ojos brillantes delineados con un elegante color rojo, intensificando su mirada. Se sonrojó al instante y bajó la mirada, pues le había estado hablando mucho rato y Jeonghan no había escuchado nada de lo que decía.

- Lo siento – respondió nervioso – estaba algo distraído...

- ¿Pasa algo Jeonghan? Somos amigos, puedes decírmelo – le dijo el chiquillo, el príncipe Joshua, con una sonrisa honesta que le derretía el corazón.

- Amigos... - respondió Jeonghan en voz baja y su corazón latió fuerte un par de veces, haciéndole sonrojar. Negó con su cabeza entonces, sacudiendo delicadamente sus cabellos negros y sonrió – No pasa nada, solo hay muchas cosas que hacer en el palacio.

- Entiendo... Puedes hablar conmigo siempre que lo desees.

Contrario a lo que Jihoon había ordenado, ahí estaba Jeonghan como cada jueves, riendo y conversando con aquel príncipe de ojos estrellas, aquel que le había pedido ser su amigo, aquel a quien Jeonghan no había podido siquiera pensar en negar, ¿Cómo podría? Cuando ese par de ojos soñadores lo miran con tanta delicadeza y sus manos acarician su cabello cada tanto para decorarlo con flores encontradas por ahí, entre risas y suspiros. ¿Cómo podría? Cuando aquel elegante príncipe lo trataba como a un igual, a él, un eunuco rebelde revendido un sin fin de veces el cual jamás podría hacer una vida normal. Sabía que Jihoon quería lo mejor para él, pero Jeonghan quería esto... por su corazón.

Se despidieron con sonrisas tímidas y reverencias cuando el rey, su padre, debía marcharse; entonces el pelinegro volvió a sus deberes y a la nueva espera por la semana siguiente donde volvería a encontrarse con esos ojos de ciervo soñador que tanto le robaban el aliento.

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El muchacho de cabello pomelo tragó saliva al ver la espalda de su padre, serio, escribiendo documentos y dando órdenes a distintos sujetos cuyos nombres desconocía. Desde hacía varias semanas el comportamiento de su padre había cambiado drásticamente, de tal forma que ahora mismo era difícil reconocerlo; siempre estaba tramando algo, hablando en susurros, escondiendo cosas de su hijo. Joshua no sabía qué escondía, pero sentía que tenía que ver con el Rey de aquel palacio de lapislázuli y plata.

Lapislázuli [JiCheol/JiHan]Where stories live. Discover now