Fuego

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Si Jihoon no lo conociera como lo hacía, jamás habría podido notar el cansancio que últimamente había estado acumulando el Rey Seungcheol. Había comenzado a notarlo hacía unas semanas, cuando por las mañanas le costaba más despertarse de lo normal y cuando había notado cómo su apetito estaba disminuyendo. Seungcheol era un hombre trabajador, en el palacio todos lo sabían y Jihoon lo sabía más que nadie, acompañándolo más de alguna vez en sus noches en vela revisando papeles y largos pergaminos, estudiando, atendiendo reuniones y buscando soluciones a los problemas que aquejaban al pueblo que tenía bajo su nombre; pero últimamente se había estado saliendo un poco de control.

No dormía bien, estaba cansado por las mañanas, durante reuniones no escuchaba lo que otros hablaban y constantemente se disculpaba por haber divagado y no haber escuchado lo último que habían dicho. A veces Jihoon le preguntaba cosas, y al no recibir respuesta so descubría dormitando en el escritorio, mentón apoyado en su mano enjoyada y ojos profundos abriéndose y cerrándose con lentitud, tratando de mantenerse despierto y de continuar trabajando. A veces, cuando le daba baños de agua tibia y sales de baño el Rey cerraba sus ojos mientras Jihoon lavaba su cabello, y solo se necesitaban un par de segundos para que el aire se llenara de la suave respiración dormida del Rey, disfrutando los masajes en la cabeza y la esponja suave contra su espalda. Jihoon estaba preocupado, Jihoon sabía que esto estaba yendo más lejos que un agotamiento común.

Necesitaba juntar valor y preguntarle.

- Bastará con una revisión a esos documentos de allá y podremos pasar a adelantar papeleo del próximo mes - le explicó el Rey amontonando varios papeles recién firmados, dándoles golpecitos contra la mesa para alinearlos. Jihoon fue a recibirlos con una reverencia antes de acercarse cuando Seungcheol los soltó antes de pasárselos, haciendo que cada papel quedara regado en el piso sin remedio. Jihoon se agachó de inmediato, sonrojado.

- Lo siento mucho, qué torpe soy - se disculpó acelerado, juntando los papeles. El Rey se levantó apresurado y se arrodilló frente a él.

- N-no, no Jihoon fue mi culpa yo los solté, realmente lo siento - se apresuró a ayudarlo. Jihoon sintió pánico al verlo de rodillas en el suelo, sobre su túnica blanca y perfecta.

- ¡Mi señor no es necesario que-! - dijo agitado, y sin alcanzar a recibir respuesta ambos tomaron el mismo papel, la mano masculina del rey se posó sobre la mano delicada del más bajo. Ambos se quedaron en silencio y se miraron, de pronto notaron la escasa distancia que los separaba y Jihoon pudo sentir sus brazos a punto de fallarle. Pudo apreciar cada detalle del rostro de su rey, sus labios rosados y abultados, sus pestañas, sus cejas desordenadas, su cabello que caía sobre su frente, sus lunares, sus pómulos, su...

- Lo siento - se disculpó el Rey separándose y recogiendo los papeles que había botado, aclarando su garganta. Jihoon quizás estaría enloqueciendo, pero estaba seguro de haber visto las orejas de su rey un poco sonrojadas.

A Jihoon le gustaba soñar que era por él.

En varias oportunidades había deseado preguntarle. Cada vez que lo descubría dormitando otra vez, o cuando lo observaba distraerse con los pájaros que revoloteaban afuera de la ventana. Cada vez que Jihoon iba a retirar la bandeja con la comida casi intacta, insistiendo que no tenía hambre, que comería más tarde. Jamás llegaba más tarde, y pronto Jihoon comenzó a notar que estaba perdiendo algo de peso.

Secó su cuerpo firme con unas toallas blancas y suaves, deslizándolas por su piel húmeda y tratando de no mirar con mucha atención o se sonrojaría. Jihoon tragó saliva, pues esta era definitivamente una de las tareas más difíciles en su labor como el eunuco más importante del palacio. Verlo ahí, desnudo, dejándose tocar por las toallas que deslizaba por su cuerpo, teniendo que tocar todo, TODO lo que estuviera a su paso era difícil. Aun recordaba con culpa, recordaba cómo un par de años atrás, tras una de las primeras veces de haberlo visto desnudo, se había sentido tan excitado limpiando su cuerpo que esa misma noche se había masturbado pensando en él. La culpa lo había golpeado tan fuerte tras alcanzar ese orgasmo que le había avergonzado mirar a su rey durante todo un mes. Entonces se había prometido no volver a faltarle el respeto de esa forma, y no había vuelto a tocarse más. Lo vistió cuando terminó de secar su piel tostada y fue a ponerle sus joyas cuando Seungcheol lo detuvo con un gesto con la mano, algo cansado.

Lapislázuli [JiCheol/JiHan]Where stories live. Discover now