Capítulo 17: Me involucraste.

1.7K 137 18
                                    

Sarah.

¿Cómo demonios vamos a estar perdidos? Esto debe ser una broma de mal gusto. Aunque haya nacido aquí en Miami no significa que conozca este bosque. Es más, nunca en mi vida durante dieciocho años he venido.

— ¿Donde demonios estamos? —Niall se acerca a donde estamos.

— Ni idea —responde Steve mirando el lugar.

Está muy oscuro, y la verdad es que el lugar le da un tono tétrico a esto. El viento sopla levemente además de que se acerca una gran lluvia.

— No podemos quedarnos aquí —habla Abby.— Debemos irnos.

— ¿Y tienes idea por donde, genia? —Mike eleva sus cejas en dirección a su hermana.— Te recuerdo que son las dos de la madrugada y no se puede ver absolutamente nada.

Abby suelta un bufido. Su hermano tiene razón, no tenemos por donde irnos de aquí, está todo oscuro y es imposible buscar una salida. Tampoco podemos ocupar nuestros teléfonos para hacer unas llamadas porque no hay cobertura.

Fantástico.

— Dios, me quiero ir —Jess hace su aparición quejándose con una mano en su frente.— Y sus gritos no me dejan dormir.

Entorno los ojos.

— Lo mejor que podemos hacer es ir a descansar —habla Lucy.— Mañana por la mañana buscaremos por donde irnos.

— ¿Y se puede saber dónde dormiremos? —Steve arquea una ceja.

— En el auto, duh —Abby rueda sus ojos azules.— O puedes si quieres traer una carpa y acampar aquí afuera.

Río ante su sarcasmo. Nunca puedo tomarme nada en serio.

Luego de acomodarnos en la limosina, que por suerte es muy grande y espaciosa, pudimos descansar. Los chicos un asiento más lejos que nosotras. No hace falta decir que dormí bastante mal, ya que Abby ponía sus pies encima de mi espalda, Jess ponía su mano en mi cara y Lucy... Bueno, ella sólo roncaba.

— ¡Abby quita tus pies de mi espalda! —me remuevo incómoda.

— ¡No es mi culpa que tenga las piernas largas! —exclama.

— Ugh, ¿Ustedes no se callan nunca verdad? —habla Jess con voz soñolienta.

— ¡No! —exclamamos el unísono.

Los chicos ni Lucy se percataban del griterío que formamos Abby y yo. Al parecer están demasiado cansados como para despertarse y reclamar por ello. De hecho todos lo estamos. Sólo espero que amanezca luego para así irnos de aquí.

Quiero mi cama.

(...)

Abro lentamente mis ojos, la luz de Sol se hizo presente por lo que puedo inferir que ya amaneció. Siento algo pesado arriba de mi trasero y de mi espalda, y puedo notar que es Abby arriba de mí.

— Abby, quítate de encima —le susurro molesta.

Me remuevo incómoda en mi lugar, no recordaba que Abby fuera tan pesada. De hecho pienso que es mucho más delgada que yo, por eso me extraña que pese más ahora.

Levanto un poco mi cabeza del asiento y volteo mi rostro hacía la izquierda donde puedo notar que hay otro brazo encima de mi. No recuerdo que Abby tuviera cuatro brazos. Miro hacia arriba y puedo ver que encima de mi rubia amiga está durmiendo plácidamente Lu mientras la abraza. Eso explica porqué hay tanto peso.

Traté de levantarme pero era imposible. Me tenían enterrada en el asiento, siendo incapaz de mover ni un músculo. Sentí que estaba ahogándome, estar aquí debajo de dos chicas cuyo huesos son más largos y pesados. Son muy altas.

Escuadrón Anti-Chicos© (En edición)Where stories live. Discover now