Capítulo tres.

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Cuando Gemma llegó yo estaba a punto de dormirme en el sofá, o más bien, estaba roncando con la boca tan abierta que —supongo— no pudo resistirse a lo que hizo. No me percaté de que llegó a través de polvos flú, y no quiero saber cómo supo dónde estaba la miel en la cocina; solo sé que esa maldita loca me llenó la boca de miel. Desperté tosiendo en agonía.

— ¿Qué te pasa? ¿Por qué...?

Ella se encoge de hombros, haciendo una mueca con los labios y aún sujetando el frasco de miel.

—Me pediste que pasara mi primera semana de vacaciones contigo, en casa de tus padres, y cuando llego estás inconsciente en la sala con el televisor encendido en Animal Planet.

Giro la cabeza para verlo, y en ese momento hablaban sobre la cantidad de perros callejeros que hay en el mundo. En ese momento me perdí en los ojos de un pequeño que parecía sufrir... ¿Cómo pudieron abandonarlo?

— ¿Hay algún número telefónico para adoptarlos? —me pregunto en voz alta mientras bajo los pies del sofá.

Las mejillas de Gemma se encienden, y me lanza la miel, con suerte atrapo el frasco antes de que impacte contra el piso.

— ¡Tengo hambre, Potter! —exclama aireada y yo suelto una sonrisa pícara de inmediato. Ella bufa—. Hambre de comida.

—Aquí hay miel... ¡No! ¡No me golpees! —Levanto las manos para taparme el rostro mientras me escabullo de sus puños voladores—. Te cocinaré, ¡cocinaré una linda cena!

En cuanto escucha eso se calma por completo, respira hondo y toma mi lugar en el sofá. Ante mi sorpresa, ella se adapta con rapidez tomando el control y cambiando de canal. Mientras pasa por todos los canales muggles de deporte y llega a los de películas yo solo me quedo ahí, en parte distraído con la programación, y en parte digiriendo lo que sucedía.

— ¿Todos los días será así? ¿Tú llegando gruñona y yo cocinándote?

Se voltea y me lanza una mirada incrédula.

—Bromeo, no aguantas nada —añado rodando los ojos—. Si la comida contiene algo venenoso... Pues yo no sé cómo eso llegó ahí.

Entonces estoy ahí, cocinándole a mi conocida con beneficios. Sé lo que hago, luego de que Lily me echara de la casa y yo no tuviera ni una moneda para alquilar un departamento fui a vivir en casa de mi abuella, ella me enseñó todo lo que debía saber para no morir de hambre. Cada vez que mis padres iban de visita me encontraban ahí, con harina hasta en los calzones intentando esconderme para que no se enteren de que vivía ahí. Es obvio que luego lo pillaron.

Abrí una botella de vino, intentando ser sofisticado, pero luego de un rato pasé de la copa a la botella. Siendo sincero no sé cómo terminé la cena y la serví, creo que Gemma ayudó. Solo recuerdo risas y el vino pasando por mi garganta.

—Psss —le dije, ahogado en una interminable carcajada—. Vamos arriba.

Tomé su brazo y tiré de ella, juntos subimos las escaleras tambaleándonos. Gemma no dejaba de burlarse de mi cabello, mientras que yo intentaba sacarme los zapatos.

— ¿Este era tu cuarto?

Giró sobre sus pies con dificultad, observando las cajas.

—No —reí como niño—. Es el de mi hermano.

Ella alza una ceja, conteniendo una sonrisa.

—Potter, creo que no deberíamos estar aquí, ¿verdad?

Intenté ser seductor, pero en este nivel de borrachera no podía, así que en vez de posar un dedo en sus labios para callarla, por poco le pego una cachetada. Sentí su puñetazo en mi abdomen mientras la empujaba hacia la cama, luego de que cayera junto a una estruedosa carcajada la bien acomodada cama de Albus ya solo vivía en mi memoria.

—Juro que yo sabía sacar un sostén —digo mientras paso los dedos por toda su ropa interior—. Pero ahora... ¿Cuál era tu apellido?

Me levanto para mirarla a los ojos, Gemma lanza una mirada de ¿qué demonios haces?

—Vas a decirme justo ahora que no sabes mi apellido, ¿es en serio?

—Pues... ¡Pues tú al parecer solo sabes mi apellido!

Bufa rodando los ojos.

—Sé tu nombre, pero prefiero tu apellido. Esto es diversión, Potter, no hace falta saber todo del otro —dice en tono de fastidio, deja caer la cabeza en la almohada con el ceño fruncido—. Acordamos que no sería una relación de esas...

—Ya lo sé, ¿acaso es malo que quiera saber tu apellido?

En cierta forma me sentía algo culpable por no saber el apellido de la chica con la que tenía sexo. Y solo puedo aceptar eso ahora, cuando hay más alcohol que sangre en mi sistema.

—Quiero irme —declara entonces, más cabreada que antes.

Intenta levantarse pero yo sigo arriba, así que se lo impido. Sus ojos se tornan aún más oscuros, mientras su rostro se tiñe de rojo. Lo siguiente se basa en un forcejeo muy parejo, donde yo insisto en saber su apellido y ella decía que mejor dejemos todo hasta aquí.

Y mis pies patean una caja, escucho que cae al igual que su contenido. Maldigo en voz alta, incorporándome para mirar el desastre. Tenía que ser la maldita caja con las malditas cosas de nerd adicto a las pociones. El contenido de cada recipiente se esparce hasta el otro lado de la habitación, solo entonces quedo petrificado.

Un montón de líquidos que ni por asomo conozco están por mezclarse, admito que sudé frío. En cuanto el rojo, el amarillo y el morado se juntaron cerré los ojos, pero no sucedió nada malo.

Gemma hizo un movimiento brusco, ahora logrando liberarse al fin. Su codo choca contra una caja que estalla, lanzando por toda la habitación pétalos de flor color vino.

Vi que cómo un mísero petalo fue volando hacia la mezcla de pociones, todo tranquilo hasta que cayó en ella.

Ahí sí explotó todo. Ambos soltamos un grito ahogado, retrocediendo. El suelo tembló, hasta creí que caeríamos al primer piso, pero luego todo fue calma. Estuvimos quietos, abrazados y con cara de susto durante un minuto; entonces el humo al fin comenzó a disiparse. Ante nuestros ojos estaba... La habitación de mis padres.

Y efectivamente rompimos el muro. Admito que me habría gustado romperlo de otra forma, ¡pero no! Tenían que ser las jodidas pociones de Albus.

Maldita sea.

***

¿Cuál será el apellido de Gemma? Ahreno, esa no era la pregunta xD

¿Podrá Albus solucionar todo el desastre de su hermano?

Pobre prójimo a decir verdad, todos lo utilizan ahre.

¡Albus! Rompimos el muro.Where stories live. Discover now