Capítulo cinco.

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— ¡Hola! Agradecería que tomaras el celular en algún puto momento de los siguientes diez segundos, pero algo me dice que no lo harás... Iré directo al grano —suspiro—. ¡Albus! Rompimos el muro. El muro de la casa de nuestros padres... El muro que está entre tu cuarto y el de nuestros padres. Espero tu llamada, lo considero una culpa compartida en la que tú, muslos hermosos y yo estamos metidos. Llama pronto.

Gemma está dándome una mala mirada, incluso después de que le doy mi sonrisa de marca registrada. ¿Acaso no le gusta que le diga muslos hermosos? Porque los tiene hermosos... Amo esos muslos.

—No puedo creer que hayas dicho eso. ¿Tu plan es enfurecerlo o que nos ayude?

—Pff, ¿enfurecerse? Es Albus, él no se enfurece... Y siempre te ayuda, de cualquier forma.

Cuando me quedé sin papel higiénico en el baño, cuando me quedé sin condones... El punto es que él tiene ese algo que le impide dejarte a tu suerte, creo que suelen llamarle empatía. Todos en la familia nos aprovechábamos de eso, ¿para qué negarlo? Lucy lo uso en Navidad para que compre regalos, ya que ella lo olvidó, Albus recorrió todo Londres muggle con unos veinte regalos encima; Fred le pidió una "ayudita" para hacer su tarea, Albus terminó haciéndolo todo.

Demonios, pero qué egoístas som...

—Sigo pensando en los perros abandonados que vi en la tele anoche —suelto de pronto, mirando por la ventana—. Tal vez deba comenzar a rescatarlos de las calles.

—Sí, Potter, hazlo cuando arreglemos ese muro —Gemma me da palmadas en el hombro—. Si tanto quieres ocupar a tu hermano con esto, ¿al menos sabes dónde podría estar ahora?

Arrugo la nariz mientras guardo el celular en mi bolsillo trasero.

¿Cómo no sabría dónde se la pasa mi hermano? Digo, le conozco desde que nació. Yo fui el primero en intentar ahogarlo con una almohada, ¡obviamente lo sé todo!

—Debe estar con la perra de Malfoy —digo con convicción.

— ¿Eh?

—Scorpius, es como su novio, no sé —Hago un gesto con la mano, restándole importancia—. Tengo su dirección... Bueno, Lily lo acosó y encontró su dirección.

Cuando estamos ante la puerta del cuarto de mi hermanita no puedo evitar morderme las uñas, hace un momento me sentía capaz de ir y buscar el papel con la dirección del departamento pero ahora solo temo por mi descendencia. Soy el único que dará más Potter's, porque Albus y Lily ya dejaron claro que babean por Scorpius. ¡El apellido depende de mí y mi miembro viril!

—Entra, en el escritorio encontrarás una hoja besuqueada y perfumada —le indico a Gemma mientras le doy un leve empujón—. Pero recuerda cómo estaba todo antes de tocarlo, porque si luego está en otra posición Lily va a enloquecer.

Me mira estupefacta.

—Soy la chica con la que tienes sexo sin saber su apellido desde hace un mes y ahora quieres que entre al cuarto de tu hermana...

—Entraste al cuarto de Albus, por favor, no seas doble moral —le reprocho.

— ¡Potter!

— ¡Está bien! ¡Voy yo!... Pero luego no volveremos a vernos porque me cortarán el jamón —dramatizo tomando el pomo de la puerta con cuidado.

Al entrar aguanto la respiración, dando saltos exagerados para llegar al escritorio de Lily. Una vez ahí me topo con un montón de papeles me dedico a moverlos lentamente, sintiendo los latidos de mi corazón en la cabeza. Dios, que me va a matar, o aún peor, me va a castrar.

¡Albus! Rompimos el muro.Where stories live. Discover now