Al finalizar la comida, le insistí a Samuel que me dejara en mi casa donde se puso melodramático por no poder subir al departamento. Le di las gracias después de insistirle que me acompañara, a lo que él se negó firmemente; me despedí con un beso en la mejilla, subí las escaleras y, al atravesar el marco de la puerta, comencé a desvestirme.
Me di una ducha rápida, me maquillé tratando de ser sutil dejando de lado mi típico delineado pin-up y mis labios rojos; regresé a la habitación y desempaqué las compras, entre las cuales había una cajita negra aterciopelada que decía "CARAH Bijou", la abrí y encontré un hermoso brazalete dorado decorado por esmeraldas y pequeños amuletos: un elefante, un gato, una herradura, un trébol, un jamsa y una pata de conejo. Supuse que había sido una sido un error de la tienda, así que lo devolvería al día siguiente.
Recordé mi móvil muerto, lo busqué en mi bolso para conectarlo, mientras prendía me vestí. Elegí mi bolso negro y empaqué lo que creí necesario: la tarjeta, mi billetera, mi labial nude, crema de manos y los audífonos para bajar la tensión. En cuanto creí estar lista, tomé mi móvil y salí de casa. Bajaba las escaleras cuando el celular vibró bruscamente, lo saqué del bolsillo del pantalón y revisé qué había llegado. Tenía siete llamadas perdidas y un par de mensajes, al parecer todos eran de Samuel.
"Desconocido
-Usa el brazalete, ojalá te guste.
-Buena suerte ♣"
Sonreí como una idiota subiendo las escaleras de prisa, entré al apartamento en busca de la cajita y en cuanto tuve el brazalete puesto, salí de nuevo a la calle en busca de un taxi. En el camino, me tomé la molestia de responderle a Samuel.
"Tú
-Gracias. Sería maravilloso si asistieras ☺"
Esperé una respuesta que nunca llegó. Leí nuestros pocos mensajes y me pregunté en que momento había comenzado a tutearle. Llegué al teatro Nueva Castilla poco antes de las cinco, entregué mi invitación y pasé al salón principal; el lugar estaba repleto de personas, fotógrafos y camarógrafos, hombres de traje y mujeres elegantes, en su mayoría con vestidos. Quise huir de ahí, pero me topé con Martina quien de inmediato me llevó a rastras para conocer a los presentes.
Para cuando dieron las seis de la tarde, ya había conocido a la sala completa. Los socios alabaron mi trabajo, al parecer ya habían visto los digitales del próximo libro de Sam Sly; los periodistas se entusiasmaron al saber que trabajaría con Anayia y solicitaron realizar una intervención tan pronto se lanzara el libro. Con las demás personas, Martina se encargaba de recalcarles que era la nueva promesa del arte y que veía un futuro para mí fuera de las páginas. Finalmente, el evento comenzó y sentí ganas de regurgitar mi estómago.
—Muy buenas noches a todos los presentes, sean cordialmente bienvenidos —comenzó a decir el director de la editorial—, hoy los hemos invitado a conocer de primera mano el libro "Sueños Vacíos", el cual salió a la venta la semana pasada. Una obra escrita por Sam Sly, quien nos ha demostrado que los finales tristes también tienen su encanto. Sé que, como cada lanzamiento, esperan descubrirlo, pero eso es parte del misterio y dudo mucho que hoy quiera revelarlo. Para entrar en detalles de la nueva obra, me permito invitar a Martina Torre, editora de Sam Sly.
Martina se encaminó hacia la pequeña tarima donde había una mesa decorada por una pirámide de ejemplares del nuevo libro. Allí, el director la saludó brevemente antes de retirarse del escenario.
—Buenas noches —dijo con una amplia sonrisa—. Cada vez que Sam me llama para informarme que tiene una nueva obra, me emociono porque sé que no me va a defraudar. Sus piezas llenas de melancolía y amargura nos enseñan otra cara de la fantasía, pero sé que si lo conocieran, se sorprendería al ver cuán sonriente puede ser —se me revolvieron las tripas al saber que no era la única que había descubierto ese don en él—. El público ha recibido con manos abiertas toda obra que Sam ha relatado desde sus inicios, y eso lo convierte en una de nuestras más importantes figuras. En este nuevo libro —dijo tomando un ejemplar de la mesa—, él nos habla sobre las locuras que podemos llegar a hacer por amor en un mundo donde ya estamos perdiendo la ilusión del mismo, y sin duda alguna, esta historia no está exenta de un triste final; pero para que tengan fe, es la primera obra en la cual el solitario Sam Sly, habla del amor.
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Las Pruebas Del Amor (Sin corregir)
RomanceCuando Laila Haggard, guiada por un sueño, conoce a Samuel Gross, descubre que éste no solo es el famoso escritor Sam Sly, sino que también es un poco diferente a ella; sin embargo, eso no es impedimento para que la atracción haga de las suyas y naz...