23 de noviembre.

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Después de dar una vueltas en la motocicleta; James dejó en su casa a Megan y cuando ella se bajó se quedó viéndolo con los brazos cruzados y James sonrió.

Apago la moto, y se bajó apoyándose de ella.

— ¿Qué? —se cruzó de brazos igual que ella. Megan sonrió.

— ¿Qué pretendes? —preguntó Megan negando con la cabeza.

—Ser amistoso, después de todo, junto a ti estoy a tres metros sobre el cielo ¿no? —sonrió y Megan se ruborizó. No podía con sus tonterías.

—Me tengo que ir, así que adiós, querido H —dijo Megan riendo y se dio a vuelta.

—¿Te he dicho lo bien que se te ve el trasero con ese pantalón?

Megan se dio vuelta sorprendida. James quiso reír pero -aunque fuera verdad- su personaje era así.

—Vamos no te hagas la sorprendida, pequeña —dijo gracioso James y Megan se acercó a él hasta que sus alientos se mezclaban. A ambos se les aceleró el corazón.

—¿Cómo dijiste?

—Qu..q..que no te hagas la sorprendida... —dijo perdiendo el control James.

—Pequeño novato —Megan se acercó más y cuando James cerró los ojos, ella le lamió el cachete.

—¡MEGAN!

La chica se retorcía de la risa en el suelo. Aunque se quería ver serio Megan no paraba de reír por la cara de él y no se pudo resistir más y James la acompaño en las risas.

La ayudó a pararse y le dio un abrazo.

—Nos vemos luego. —dijo James y Megan se despidió y entró en su casa.

La mamá de Megan la vio burlona. La joven alzó la ceja y su madre rio. 

—Qué imposible eres, hija, pero sabes que te amo —dijo riendo su madre y subió las escaleras. Megan frunció más el ceño y su madre dio una carcajada antes de entrar en el cuarto.


James entró en el colegio, feliz, dándole la vuelta a su cuchillo serafín y Megan entró más radiente con Lucille sobre su hombro, la guardo en su casillero y sus amigas se acercaron con el ceño fruncido.

—¿Por qué tan feliz? —preguntaron y la chica se rio. Qué tontas eran, se habían ganado la ley del hielo hasta que terminara el reto, eran unas tontas, no necesitaba más tentasiones para perder la apuesta.

—Adiós, chicas —dijo feliz cerrando el casillero de golpe y ellas saltaron del susto— Nos vemos.

Siguió su camino por el pasillo y pegó en la puerta del salón de James "Eeny, meeny, miny, moe" los amigos de James voltearon a verlo y él solo se reía, no perdió la cordura, solo se levantó y arrancó la hoja, guardándola en su bolso. 

Sus amigos se sorprendieron de su progreso pero cuando intentaron hablar con él, solo los ignoró. 

Los grupos de amigos se juntaron para discutir esta nueva actitud que habían adoptado sus amigos, algo muy extraño en ellos que tienen una obsesión con el reto y querer ver caer al otro.

—Vi a James leyendo, chicas, ¡Leyendo! ¿Puede llegar a ser más extraño? —dijo Gus y Amelia rio un poco.

—Megan ¡Está pagando Netflix! Ella no parecía nada interesada en Netflix hasta que inició el reto, además parece un genio en biología... se parece... ¡A ustedes! 

—El poder de Doctor House, nena.

Amelia lo vio mal y empezaron a discutir.

—¿entonces? ¿los dejamos terminar esta locura y rezar porque vuelvan a la normalidad?

—Están decididos, no podemos hacer nada, guapa, solo esperar —dijo uno de los amigos de James prendiendo un cigarro.

—Tocará, no hay de otra. —Amelia se cruzó de brazos.

—Si veo a James con un cuadro de él y diciendo que se apellida Gray o una pijama de rayas diciendo que es judío me retiro —dijo botando el humo y Gus reprimió una risa— Bueno, vamonos.

Los grupos se disolvieron y fueron cada uno por su lado. James y Megan se encontraban comiendo despreocupadamente, ambos, en la misma mesa como si nada pasara. 

—Te tengo un regalo muy especial. —Megan sonrió ampliamente.

—¿A si? ¿Tendrá que ver con esto? —sacó la hoja que guardo unas horas anbtes y Megan asintió— Ya me imagino qué será —sonrió James y arrugó la nariz mientras cortaba la manzana con el cuchillo serafín, la chica ya había mostrado su aprecio hacia el cuchillo, claro James se lo daría al terminar el reto— ¿Quieres salir el viernes? 

James se mordió el labio y Megan lo miró sorprendida. 

—Cla...claro.

—Te busco en tu casa a las 18.00, lindura —James le guiñó el ojo y sonó el timbre— Nos vemos luego, no olvides tomar tu Felix Felicis —le puso el collar de la poción mágica de Harry Potter y la muchacha sonrió ampliamente. 

—Espero que no sea una... casi caigo —dijo la chica frunciendo el ceño, de pronto entendió todo, se hacia el calmado, que todo estaría bien para que cuando se despiste decir algo de algún libro o famoso pero ella no caería— ¡¿Crees que así me puedes hacer perder?! —James frunció el ceño confundido— ¿Sabes algo? No, no voy a salir contigo y no necesito tu estúpido collar —se lo arrancó y se lo devolvió. James más confundido que antes intentó decir algo pero Megan salió hecha una furia.

—...Mujeres.

James cansado guardó el collar y camino a su aula, sus amigos voltearon a verlo y él alzó los hombros. 

—No entiendo a las mujeres, de verdad no sé qué hice.

Sus amigos se vieron entre sí. 

—¿Te gusta Megan?

—¿No sabes qué hiciste? Un estúpido reto. —dijo Gus, James dio un brinco.

—¡Ya sé! —dijo emocionado— ¡Eureka! 

—Señor, pero por qué —dijo Gus viendo el techo—Dime que es buena la idea. 

—Claro que sí, pero tendrá que esperar a la hora de salir. Además querrá salir conmigo, estoy mejor que el pan integral —puso las manos detrás de su cabeza riendo y Gus le lanzó un borrador. Su amigo había vuelto y estaba aliviado por eso.


En la hora de salida James alcanzó a Megan. 

—Tengo algo que decirte. 

Megan a regañadientes se dejó llevar por James y se pararon al lado del auto de James.

—Te invito a ver películas Disney el sábado, para que no haya probabilidades de que soltemos algo que nos arruine el reto. —Sonrió James y Megan lo pensó. Apoyados del auto de al lado estaban los amigos de James que querían atropellarlos con el auto, ¿cómo podía su amigo ser tan idiota? ¡simplemente acaba con el reto!

Mientras Megan discutía de eso con James y le decía que ella no perdería las amigas se subieron en el auto de Gus, él volteo a verlas y Amelia le hizo una seña con la mano de "silencio". Obediente se dio la vuelta como si nada pasara, y Amelia bajó el vidrio del auto y le subió al máximo el volumen al radio.

—¿Qué haces? —preguntó en susurros a la muchacha y ella sonrió. 

—A Megan le gusta James, ¡hay que inspirar el amor! 

Por los altavoces del auto mientras la pareja discutía empezó a sonar a todo volumen "Bésala" de La Sirenita. 

"si la quieres, mirala , mirala y ya veras no hay que preguntarle 

no hay que decir, no hay nada que decir y ahora bésala, canten conmigo 

chalalalalala que pasó, él no se atrevió y no la besará

chalalalalala que horror qué lástima me da, ya que la perderá"

—Oh Dios —dijo Gus. 

Te reto.Where stories live. Discover now