Epilogo.

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Lo único que se escuchaba eran los cubiertos tintinear. James se termino de arreglar el cabello y salió de su habitación. Su madre preparaba la cena y su padre ponía la mesa. Al final tuvo que invitar a Megan a comer a su casa pero a ella no le pareció la idea, después de dos semanas revoloteando a su alrededor ella dijo que sí.

Su padre estaba entusiasmado por conocer mejor a la vecina que se había vuelto novia de su hijo, algo que a él le fastidiaba. Poner incomoda a Megan no era una buena idea, además de ponerla bajo el mismo techo que su madre era pésima idea también, ¿qué tal si le mostraba las fotos cuando él era pequeño?, pésima idea, ¿o cuando se vistió de Harry Potter? Seguro Megan no lo olvidaría nunca y eso no era bueno.

—¡Qué lindo te ves, hijo! —dijo su madre acercándose a él y arreglándole la camisa— Todo un hombrecito.

—Mamá —se quejó bufando y ella rió.

—Espero que le guste la chuleta —dijo su madre volviendo a la cocina, su padre volvió a la sala y se sentó en su sillón reclinable.

—Deberías ir a buscarla.

—Pero si vive al... —se interrumpió a si mismo por la mirada de su padre— ok, yo voy.

Agarro las llaves de la casa y su abrigo, salió y cruzó la calle, bajo un par de casas y toco la puerta.

—Hola, mi niño —sonrió la mamá de Megan, quien ya conocía a James porque pasan más tiempo en la casa de Megan que en la de él— Megan está terminando de alistarse, siéntate adentro mientras esperas —dijo sonriendo y James asintió agradecido.

—Muchas gracias, señora Harries —dijo pasando y se sentó en el sillón.

—¡MEGAN JENNIFER HARRIES, APÚRATE QUE JAMES YA ESTÁ AQUÍ ABAJO! —grito la madre de Megan por las escaleras.

—YA VOY —grito como respuesta la muchacha mientras se acababa de peinar, se puso los tacones y bajo con cuidado por las escaleras, tenía muchos nervios de la cena de esa noche, ¿les caería bien a sus padres? Solo había intercambiado un par de oraciones con la mamá de James y no sabía que impresión tenía de ella.

—Vaya, te ves preciosa —la alago James, parándose del sofá, Megan se arreglo el vestido de flores y se acercó a él— Demasiado preciosa —le dio un beso en los labios y Megan sonrió.

—¿No crees que sea mucho, verdad? Porque si es así para irme a cambiar ahora o...

—De verdad, te ves preciosa. —La interrumpió James y Megan se sonrojó.

Se despidieron de la madre de Megan y salieron de la casa tomados de la mano.

—No creas nada de lo que dice mi mamá, sobretodo si es una historia en la que yo soy pequeño y estúpido, ¿ok?

La muchacha se rió, tal vez los dos compartían los nervios porque James no dejaba de hablar.

Entraron en la casa de este y tomo aire varías veces, pensando en lo mejor y sonrió.

El padre de James se había levantado de su sillón y estaba en la cocina molestando a su esposa.

—¡Ya llegaron! —dijo la mujer sonriente y puso el paño en el mesón— ¡Megan, querida! —salió de la cocina y abrazo a Megan que sorprendida le devolvió el abrazo— ¿Cómo has estado?

—Muy bien, ¿y usted? —sonrió Megan, se sentía nerviosa y por sentirse nerviosa, estúpida.

—Muy bien, querida, ¿te gusta la chuleta? —preguntó sonriente y Megan de pensarlo le rugió el estómago y sonrió.

Te reto.Where stories live. Discover now