30 de noviembre.

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James se hallaba sentado en el sofá de su casa frente la butaca en la que se encontraba su papá, que había vuelto de su viaje de negocios después de tres meses. Veía su boletín escolar y negaba con la cabeza repetidamente. James puso las manos detrás de su cabeza y se desparramó en el sofá.

—No estoy entendiendo... —dijo el señor, bajando el boletín y los lentes se le resbalaron por la nariz— ¿Aprobaste con un puntaje perfecto todo? ¿De quién te copiaste? 

—Padre, yo siempre saco buenas calificaciones —sonrió James y su padre negó con la cabeza.

—En biología, ¿qué me dices de lo demás?

—Soy muy inteligente, me sorprende la poca confianza que tienes en mí —dijo poniéndose una mano en el corazón.

La madre de James apareció saliendo de la cocina, poniendo en la mesa de centro la taza de café de su esposo. Al escuchar a James le golpeo con el paño de cocina, el muchacho se cubrió con los brazos.

—Te dije que dejaras la payasada y le dijeras a tu padre a qué te dedicaste este último mes —la señora rechoncha puso las manos en su cintura y James se incorporó. 

— ¿Me explican? 

—Sí, mi madre está loca —dijo y la señora volvió a agarrar el paño de cocina y James se protegió la cabeza— ¿Sabes la vecina que llevo al instituto? —Su padre asintió— Hicimos un reto donde yo no podía ver series ni jugar videojuegos y ella no podía hablar de famosos ni leer —su padre alzó ambas cejas— Entonces prácticamente intercambiamos actividades y por eso me va tan bien en historia, estuve leyendo el último mes. 

—Te falta algo.

—Ahora la vecina es mi novia y me suspendieron por una semana del colegio por hacer una broma —dijo James protegiéndose y la señora asintió y se fue dentro de la cocina. 

Su padre estaba sorprendido, se echó para atrás en su asiento y se relamió los labios. No sabía qué decir. 

—Creo.. que no tengo nada que decir... —James se levantó contento de no tener que escuchar otro regaño— Pero aguarda —dijo y James frenó en seco— Invítala a cenar el sábado, aquí en la casa. 

James empezó a toser. ¿Megan? ¿En la casa? 

—Es una gran idea, tenemos que conocer a la muchacha formalmente.

—Aún... aún no somos nada confirmado...

— ¡Pues confirmalo el viernes y que venga el sábado! No se discute más —dijo su padre tomando el café. James intentó contradecir y su padre alzó la mano— No se discute más. Punto final. 

James subió a su cuarto y vio por la ventana. Megan no estaba en su casa o seguía durmiendo. Agarró el celular y la llamó. La luz del cuarto de la muchacha se encendió y James rodó los ojos, ¿cómo podía seguir durmiendo? ¡Eran las tres de la tarde! 

—James, ¿Por qué me llamas tan temprano? —se escuchó la voz adormilada de la chica del otro lado de la linea— ¿Qué hora es?

— ¡Son las tres de la tarde! —chilló James. La muchacha lo shusheo.

—La idea de salir temprano hoy, es dormir, salimos a las 12 del colegio, necesito dormir.

— ¿Acaso no comes?

—Mmm... cierto, tengo que comer.

—Vamos a almorzar, yo invito —dijo James agarrando su chaqueta de la silla. 

—Por mandón elijo el lugar.

—Igual lo ibas a hacer —dijo y se escuchó una risita del otro lado— Te busco en quince minutos.

Te reto.Where stories live. Discover now