CAPITULO 8

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-¡YAH, JEONGYEON!

Gritó Momo mientras perseguía a la tomboy de la cocina a la sala y de regreso.

-Ese era mi jokbal.

-Pues debiste comerlo en vez de quedarte dormida.

Se reía de que la japonesa no fuese capaz de alcanzarla, al final termino por salir de la casa gracias a que Jihyo abrió la puerta.

-Gracias.

-¡No! No la dejes salir.

Momo se quejó ante ello y salió tras Jeong, la cual tuvo que detenerse al tener casi de frente un coche.

-Te tengo.

La rubia sujetó a Jeong por la ropa, la cual continuaba riendo sin temer por su vida.

-¿Momo?

-Hola, Dubu... ¡Dubu!

De inmediato liberó a la de cabello corto al ver a la menor que bajaba del coche, seguida de Mina, Tzuyu y Chae, pero no presto atención a estas, solo un poco a Chae que le saludo moviendo la mano.

Momo era una idiota, no había duda de ello. No era por ser despistada, sino porque era una jugadora. Sabía cómo conquistar a una chica, cualquier chica, así fuese la más difícil; pero nada satisfacía completamente a la japonesa, he ahí por qué terminaba dejando a las chicas después de un periodo.

No se le conocía ninguna novia oficial, porque simple, Momo jamás había tenido una novia, ella nunca había hecho tal propuesta.

Luego estaba Dahyun. La chica con la piel más blanca que Momo haya visto. Su apodo de chica tofu era perfecto, en especial cuando lograbas abrazarla, era tan suave al tacto.

Dahyun no es una idiota, pero si algo despistada. Inocente, demasiado inocente, mucho más que Sana.

De todas las chicas que Momo ha conocido, las tiene divididas en: Prospectos para salir, las que no puede tocar y Dahyun. Si, la menor era especial para la rubia, una personita que había logrado llegar a los verdaderos sentimientos de la japonesa, pero que, por lo mismo, esta temía dañar a la coreana.

El grupo entró a la casa para mostrársela a Chaeyoung y Dahyun, Momo iba al frente, hablando como si llevara años viviendo ahí.

-¿Y por qué el interés?

-Chaeng y yo pensamos mudarnos para estar más cerca de la escuela y esas cosas.

-¡Mudarse aquí!

La sonrisa de la japonesa se amplió a tal punto que sus ojos no se achicaron, sino que igual crecieron.

-Si, claro, si nos aceptan.

Cual cachorrito suplicante, Momo volteó a ver a Jihyo, pues era la líder oficial de la casa.

-Por supuesto que son bienvenidas.

En su lado, Mina y Chae se sonreían de estar logrando su cometido; en el fondo ambas pensaban lo mismo "Nos tocara compartir habitación". El destino, o más bien Jihyo, dictaría otra cosa.

-Entonces, ustedes compartirán habitación. Las que no compartan habitación harán un sorteo para ver quien entrega su habitación.

-¿Qué cosa?

Justo en ese momento, Nayeon y Sana llegaron a casa. No tardaron en ponerlas al corriente.

-Ah no, creo que es más justo que quien las invito pierda su habitación.

Like A FoolWhere stories live. Discover now