Death's Diary (Victuuri) [Terminada]

El primer encuentro

Cuatro días habían transcurrido desde la llegada de Viktor a Hasetsu. Durante esos cuatro días solo se dedicó a reunir la mayor cantidad de información sobre su objetivo. Le había resultado un poco difícil sin el equipo de espías que usualmente le ayudaban, sin embargo, ese día tuvo un golpe de suerte cuando vio a una mujer robusta de unos cincuenta años salir furiosa de la residencia Katsuki. Momentos después, Yuuri salió tras ella. El ruso no podía escuchar desde la distancia en la que se encontraba, pero, según lo que él creía, el joven Katsuki intentaba detener a la mujer mientras le hablaba con una mirada que parecía casi una súplica.

Viktor alzó una ceja ante aquella situación. Cualquier persona que pasara por fuera de la residencia y los viera juraría que ella estaba rompiendo con él y Yuuri le rogaba que no lo abandonara. Pero eso no era posible. Era malditamente imposible ¿Verdad?, o ¿Acaso la difunta pareja del pelinegro también tenía unos treinta años más que él? Viktor podría entender que a Yuuri le gustara si, a pesar de la edad, esa mujer fuera hermosa. Pero no era el caso.

El ruso se consideraba un hombre galante y caballeroso, sabía apreciar la belleza femenina y masculina. Si la persona era hermosa no le interesaba que edad tuviera. Pero ¡Al diablo! esa mujer tenía de hermosa lo que él tenía de casto. No podía creer que Yuuri tuviera un amorío con ella, debía haber otra razón tras su actuar.

Esperó a que aquella mujer se alejara lo suficiente de la mansión y comenzó a seguirla. Vio cuando ella compró una botella de agua mineral y se decidió a usar eso su favor. Ya sabía cómo entablar una conversación con la mujer. Cuando ella giro a la derecha en la esquina, Viktor corrió por el pasaje que estaba antes de esta, al llegar al final del pasaje giró a la izquierda y, bajando un poco la velocidad, sacó su celular para fingir estar pendiente de el. Escuchó unas pisadas de zapatos con tacón pequeño acercándose y se preparó para lo que venía.

Justo en siguiente esquina, el ruso sintió cuando la baja, pero gruesa mujer, chocaba con él. Una pequeña cantidad del agua mineral que traía la señora fue a para en la camisa de Viktor. Ignorando eso, actuó y habló antes de que la mujer le atacara.

―¡Oh por Dios! Lo lamento tanto. ―Viktor tomó suavemente su mano y, sacándose los lentes de sol, la miro con una falsa expresión de preocupación, pero con la intensidad suficiente para ponerla nerviosa―. ¿Se encuentra bien?

La mujer estaba furiosa, pero sus reclamos y ofensas quedaron en nada una vez que alzó la mirada y vio al hombre más sexy que podría existir en el mundo. Ella creía que su ex jefe, Yuuri Katsuki, era un hombre atrayente, pero el sujeto frente a ella era la sensualidad personificada. Apenas escuchó lo que él le preguntó después de que le tomara la mano. Ese simple toque la hacía sentir como una veinteañera ilusionada. Cuando volvió en sí, noto que el joven esperaba su respuesta.

―Estoy bien. ―respondió torpemente sin dejar de verlo.

―Me alegra escuchar eso. ―Viktor le dio una sonrisa con la que estaba seguro que esa mujer se mojaría como una adolescente cachonda―. Fue mi culpa por ir pendiente a mi celular.

―¡No! ―se apresuró a decir ella―. También fue mi culpa, iba molesta y no puse atención.

―Aun así, no puedo perdonarme el que una mujer pudiera resultar herida por mi torpeza. ―Acariciando con el pulgar el dorso de la mano que aún afirmaba, Viktor acercó aquella mano a sus labios sin llegar a rozarlos―. ¿Me permitiría invitarle un café como disculpa? ―El ruso besó su mano delicadamente antes de poner ojos tristes cual cachorrito regañado―. Me sentiría muy mal si no acepta.

¿Qué mujer en su sano juicio rechazaría a un hombre tan cortés, atento y atractivo? Ninguna. Después de todo, no todos los días se encontraba un hombre tan refinado como un príncipe, guapo como un modelo, y erótico como un playboy.