Death's Diary (Victuuri) [Terminada]

¿Te casarías conmigo?

El sábado transcurrió de forma agitada. Por un lado, Phichit se encargó de mantener ocupado a Yuuri recorriendo todo Hasetsu. Por el otro, Viktor y compañía se encargaban de afinar los últimos detalles de la nueva propuesta de matrimonio.

Las llamadas a diferentes sitios no cesaron durante varios minutos. Por suerte para el ruso, todos los encargados de los locales aceptaron participar. Al parecer, esas ocasiones eran muy bien vistas y bastante animadas, tanto por el personal de los locales, como por el público. Los encargados le habían dicho a Viktor que, lo más probable, era que los otros clientes también se emocionaran al ser testigos de lo que estaría ocurriendo.

Una vez que todos los sitios estuvieron confirmados, Viktor se dedicó a aprenderse la letra de la canción. A decir verdad, cantar no estaba ni cerca de ser uno de sus talentos, sin embargo, y con ayuda de sus hijos y amigos, estaba logrando llegar a las notas correctas; no sería un idol, pero podría darle una serenata digna a su amado.

*****

Al día siguiente, Yuuri despertó cerca de las nueve y media de la mañana. Estirándose, buscó a su esposo con la mano, sin embargo, no lo encontró. Curioso, salió de la cama, se puso su bata y fue en busca del ruso.

A medida que pasaba por fuera de las habitaciones, Yuuri tocaba las puertas en espera de que alguien le respondiera, pero no hubo respuesta de ninguna. Al llegar al cuarto de Yurio, el japonés tocó dos veces antes de abrir la puerta, esperando encontrase con su hijo. Para su sorpresa, la cama estaba hecha y no había nadie. La situación volvió a repetirse en el cuarto de Otabek y en todos los demás; estaba solo en el segundo piso.

Pensando que, al igual que el día anterior, todos estarían desayunando, Yuuri bajó y fue directo a la cocina, sin embargo, esta estaba completamente vacía.

El pelinegro continuó su búsqueda salón tras salón, pero nadie salió a su encuentro; todo indicaba que lo habían dejado completamente solo.

Confundido, Yuuri sacó su celular para llamar a su marido, pero solo recibió respuesta de una grabadora, la cual le informaba que el número al que estaba marcando estaba apagado o se encontraba fuera del área de servicio. El japonés repitió la acción, solo que marcando al número de Phichit; nuevamente, solo obtuvo respuesta de una grabadora. Su suerte no cambió con Chris. Seung-Gil y Guang Hong tampoco contestaron. La paranoia se apoderó de él, haciéndole imaginar mil cosas que pudieron haberles pasado.

Sin saber bien qué hacer, Yuuri se encaminó a la puerta, dispuesto a ir con quién fuera necesario para encontrar a su familia, pero se detuvo justo al llegar frente a la puerta principal. Allí, a la altura de los ojos, un sobre estaba pegado con un adhesivo a la puerta.

Una horrible sensación de intranquilidad se apoderó de él ante aquella escena. Con su corazón latiendo a toda velocidad, despegó el sobre de un jalón, lo abrió y reconoció inmediatamente la letra clásica y elegante de su esposo.