Décima sexta sombra

40.3K 911 34
                                    

He dicho una palabra y he salido corriendo. Grace no viene de inmediato. He dicho una palabra y ahora estoy encerrado en mi cuarto. Cuando llega, ni siquiera la miro. “Hola, corazón.” me susurra. Luego se sienta en la cama. “Mírame, Christian.” La escucho en silencio. “Trata de decir algo más para mí, haz el esfuerzo, cariño.” Yo la miro y mi corazón comienza a latir fuerte.

¿Quiero volver a hablar? Mi pecho empieza a hacer ruido y no puedo respirar. Grace acaricia mi cara apenas un momento. “Christian, mírame, todo está bien.” La cabeza me dice que no, pero ella insiste: “Di tu nombre, Christian. Prueba, hazlo por mí. Por Mia, por todos nosotros.” Empujo mis labios. Ella sostiene mi cara y estoy temblando. Ella espera. Un ruido sale de mi boca, pero no es una palabra. No recuerdo qué le dije antes a Mia, no recuerdo lo que acaba de pasar.

Siento frío y calor al mismo tiempo. Grace se sienta y espera. El aire entra y sale de mi boca rápido y fuerte. Puedo oír mi corazón. Es muy raro, quiero que se detenga. “Christian”, mi voz suena terrible. Suena como la voz de Elliot cuando tiene dolor de garganta. Grace cierra los ojos y sonríe. Incluso algunas lágrimas se filtran. Estoy haciendo un ruido, como un gruñido raro que sale de mi pecho cuando respiro.

Grace me dice:”Oh, Dios mío, estás ahí. Sabes cómo hablar, ¿no? Aunque aún te falte la forma de decir las palabras” La respondo que sí con la cabeza y ella sonríe con tristeza. “Eso ya va a venir, vamos a trabajar en eso. Tú lo has hecho, has conseguido lo más difícil, puedes hablar, Christian.” Ella parece muy feliz y quiero que ella sea feliz gracias a mí. Trato muy duro de lograrlo y trato de darle las gracias. Mis intentos suenan raro, pero ella entiende lo que le digo. Toma mis manos, “Quiero abrazarte muy fuerte”, me dice y se ríe un poco. Sonrío y me gustaría dejar que me abrazara pero me da demasiado miedo hacerlo.

Ella deja que me quede en mi habitación porque realmente quiero a dormir y dice que me entiende. Deja la televisión encendida y cierra la puerta. Antes de dormirme, escucho que le dice a la señora Lincoln que no puede creer lo que ocurrió y que sabía que no debía darse por vencida.

Cuando me despierto, Carrick está ahí, sentado junto a mi cama, se le ve feliz. “Hola, acabo de llegar para la cena. Oí que hablaste, estoy muy triste de habérmelo perdido.” Lo miro y cierro la boca apretada.

“Hola”, le susurro, y él me mira con una sonrisa enorme. “Oh, muy bien, Christian. Sabía que podías hacerlo” Yo estoy muy quieto. “Hay tantas cosas que quiero hablar contigo, esto es genial! Ven comer.”

Es tan todos sentados a la mesa: Grace, Mia, Carrick, e, incluso, Elliot. “Hermano, ¿has hablado con ellos antes que conmigo? Eso duele”, me dice Elliot con voz triste. “Lo siento”, le digo. Sus ojos se agrandan y sonríe. “Eso es realmente impresionante”, y yo sonrío también. La Sra. Touhey pone galletas delante de mí. Sé que no puedo comer todo el tiempo galletas, a pesar que quiera hacerlo. Grace dijo que son solo para el desayuno. Sin embrago, hoy ella sonríe y dice: “Es un día especial, por lo que puedes comer lo que quieras.”

Las hojas del calendario avanzan y, solo a veces, uso palabras. Una palabra, un nombre. No quiero decir frases todavía. Grace intenta mucho que yo lo logre, pero luego me deja de hablar. A Mia le gusta cuando digo su nombre, así que me encanta decrilo. Grace me lleva a un médico que trata con mucho empeño conseguir que yo utilice más de una palabra. Me muestra imágenes de las cosas y trata de que le diga sus nombres, pero no lo haré. Cuando voy allí no hablo en absoluto. Un día, Grace se enojó con él y él le aseguró que necesito más ayuda que esto. A partir de ese día, nunca más volvimos a ir.

Carrick me enseña a pescar. Elliot, por supuesto, ya se sabe cómo hacerlo mucho mejor que yo y pesca uno muy grande. “¿Tienes hambre, Christian?” “Sí”, le digo. Mi voz no suena tan mal, suena un poco regular, a voz de niño pequeño que en definitiva es lo que soy. Grace dice que no soy tan pequeño ya y, a veces, lo siento como un reproche. Tal vez cuando empecé a usar las palabras me volví más grande.

El origen de GreyWhere stories live. Discover now