"Ellos son..."

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El rugido de Julia desencadenó un horror que, mismo después de toda aquella secuencia de hechos inexplicables, nadie, hasta entonces, había experimentado, era como si todos estuvieran conteniendo sus emociones y, después de la explosión de Julia, las liberaran con toda fuerza de una sola vez, cada uno a su manera. Sandy, violentamente arrojada al suelo, soltó su llanto en un volumen que se sobrepuso a los gritos desesperados de su madre. Billy se congeló, quedándose totalmente sin reacción, sólo mirando las dos criaturas delante de si como se estuviera hipnotizado; las criaturas; por su vez, continuaban paradas demostrando solo mirarlos con curiosidad, como si fueran los únicos que mantenían la calma en aquella escena. Ya Bob, después de unos segundos de pura estática, reaccionó de la forma más previsible, cuando se dio cuenta que una de las criaturas se movió para entrar en el avión, tiró repetidamente el gatillo de su Magnum 44 descargando las seis balas casi a quemarropa sobre ellas, apretando el gatillo mismo con el revólver ya completamente fuera de munición. El sonido de los disparos realizados por Bob hizo que Julia se silenciara por un momento, como si esperara que los disparos hubieran apartado aquellas criaturas infernales, pero, cuando el momentáneo frenesí se acabó, una de ellas estaba totalmente dentro del avión, apretándose para encajar en el pequeño cubículo como si fuera un pasajero buscando tomar un aventón en el vuelo. Por detrás de ella, se daba cuenta que la otra criatura demostraba asombro, haciendo gestos como si esperara un nuevo ataque de Bob, los disparos en sí, al revés de lo que era esperado, aparentemente siquiera le hicieron cosquillas. Billy, hasta entonces sin demostrar ninguna reacción, recuperó la consciencia de sí mismo cuando se dio cuenta que su padre seguía tratando de disparar el arma con el tambor vacío, escuchando sólo el tic metálico repetidamente accionado del gatillo. Con voz temblorosa, apuntó hacia la criatura dentro del avión, diciendo:

— ¡Papá! — llamó alzando su brazo en el intento de hacer que parara de accionar el arma, después añadió: — ¡PAPÁ! ¡Mira! Ellos aún están ahí... Ellos son... ¡Ellos son EXTRATERRESTRES! — enfatizó mirando directamente hacia el rostro de su padre en la expectativa de que él dijera algo. Con los ojos sobresalientes, su padre permaneció sin cualquier reacción, Billy insistió y apuntó su dedo hacia el hecho delante sus ojos sobre el cual se expresó: 

 Con los ojos sobresalientes, su padre permaneció sin cualquier reacción, Billy insistió y apuntó su dedo hacia el hecho delante sus ojos sobre el cual se expresó: 

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— ¡Las balas están girando alrededor de él! ¡Papá! ¡Cuidado!!! — gritó, creyendo que el extraterrestre iba atacar de nuevo y matar a su padre con algún tipo de arma laser. La criatura, enseguida, estiró sus brazos en dirección a la atemorizada familia en aquello que no solo Billy, sino que todos pensaron sería el contra ataque del bulto iluminado que allí estaba presente, pero solo abrió la palma de las manos, las cuales poseían cinco largos dedos cada una, gesticulando una señal que parecía pedir calma, moviéndolas hacia arriba y abajo. Sin saber cómo reaccionar ante aquello, en medio a las oraciones interminables de Julia, todos se quedaron parcialmente mudos, solo vigilando a los seres delante de sí. Mientras la mujer oraba en un intento de salvarse de aquello que creía ser la eternidad ardiendo en el infierno, Bob buscaba pensar lo opuesto, que ellos iban al cielo; creía, en aquel punto, que todos estaban en realidad muertos. ¡Sí, por supuesto! Era la única cosa que tenía sentido, se acordaba vívidamente de ver el avión a punto de estrellarse en el suelo, nadie sobreviviría a una caída como aquella, ellos habían muerto instantáneamente con el impacto, lo que se sucedió después era la muerte: el túnel por adonde el avión ha bajado, el extraño sitio donde estaban y, por fin, aquellas criaturas dentro del avión, cuya única duda y temor era saber si se trataban de demonios como creía su mujer, o ángeles que iban a guiarlos para aquello que solo podría ser la vida después de la muerte. Cuando se dio cuenta de eso, todo su miedo desapareció completamente, no habría más nada que hacer sino aceptar que, aunque diferente del modo como siempre había imaginado, aquél era el final, por más extraño que le pareciera. Sintiéndose momentáneamente en paz, sus sentimientos pasaron a la indignación: no era justo que su familia estuviera allí, lo justo era que estuviera solo; su hora nunca debería ser la misma que la de sus hijos, era imposible aceptar que ellos necesitaban morir consigo, aún más cuando, consciente de su muerte y contrariamente a su mujer que solo parecía temer el fuego del infierno, sentía que debía protegerlos. De esa forma, inspirado por un sentido de justicia, Bob dijo con firmeza a la criatura que señalaba delante de ellos sin siquiera, al menos, dar importancia a lo que Billy acabara de llamarle la atención: el hecho de que las balas disparadas por su revólver estuvieran flotando en círculos alrededor del vientre de aquella excéntrica entidad:

— ¡No! ¡Mis hijos, no! — dijo suplicante. — ¡No es justo! ¡Solo yo, por favor! Solo yo, ellos no, todavía no, por favor... ¡en nombre de Dios! — Antes que pudiera continuar, Billy, que en su inocencia infantil era claramente el más cuerdo de los miembros de la familia en aquella aparente pesadilla, lo interrumpió, dirigiéndole la atención hacia el movimiento de las criaturas, captando la señal que ellas hacían con las manos.

— Los extraterrestres son pacíficos — dijo en la creencia de saber lo que se pasaba. El hecho era que, después de algún tiempo con aquellos seres en el interior del avión, las pupilas de todos ya se habían ajustado a la cantidad de luz que emanaba de ellos, por lo que se podía ver perfectamente el cuerpo de aquel ser que estaba ahí. Él poseía dos piernas y dos brazos delgados y largos, el cuerpo mostraba un fuerte brillo en el pectoral, la cintura era muy estrecha, extremadamente delgada, la cabeza se unía al tronco por un cuello corto, siendo que era muy grande en relación con el resto del cuerpo, tal vez mayor. Del rostro, se resaltaban los ojos, muy grandes como huevos de avestruz, negros y saltados para fuera formando un contraste en el medio del brillante rostro; entre ellos, se podía distinguir una nariz fina y delgada, triangular y puntiaguda en la punta — ya la expresión en su rostro era del más puro asombro y curiosidad.

— ¡Mira!Las balas... Él está tomando las balas — continuó Billy, señalando que al "extraterrestre", volviendo la mirada hastasu propio vientre, tomó las balas que giraban alrededor de su cintura,enseguida, no sin antes de que los Firmlegs temieran que las arrojara de regresocon sus propios puños, descartándolas de lado y, como si no hubiera más límiteinimaginable, los proyectiles flotaron en el aire hasta fuera del avión. 

El Vuelo Chárter para MiamiWhere stories live. Discover now