Capítulo Veinte: Dios.

666 72 26
                                    

De nuevo, está a punto de morir alguien que amo.

Me siento totalmente inútil. Pero no puedo llorar ahora.

Aún no está muerta. Está ahí parada, sentada, esperando el final.

¿Por qué quiere morir?

En cualquier caso, pensar en eso no ayudará ahora.

Miro a Karma, sin saber que hacer, estoy en esos momentos en los que me bloqueo.

—¿Tú puedes comunicarte con tu padre mentalmente, verdad, Okuda?—pregunta, con una mano en la barbilla.

Asiento ante su pregunta, no obstante, sin mi bata blanca me siento totalmente inservible. Además mi padre seguro que estará ya lejos, llevando a Nagisa y Asano a otro lugar.

—Oh, un tomate le ha dado en la cabeza, qué gracioso—comenta, con una risita, refiriéndose a Kayano.

¡¿Cómo rayos puede bromear de repente en una situación así?!

Haré como si no hubiera oído nada, supongo...

Ah, realmente no sé qué hacer¿Debería aparecer ahí en medio, junto a ella?Eso al menos retrasaría su final.

Pero no tiene pinta de que va a acabar bien.

—Ah, ahora dos tomates. Esa capa negra acabará perdida. Qué divertido¿No crees, Okuda?—me mira, sin borrar esa sonrisa de su cara.

De verdad...¿¡Qué rayos le pasa?!

—K-Karma...No estás ayudando para nada. Decir cosas como esa solo empeoran la situación—reprocho, mirándolo a los ojos.

Él vuelve a reír, esta vez amargamente.

Aparta sus ojos de mí, observando a Kayano ser atacada por una gran cantidad de cosas.

—Sí, correcto o incorrecto, tú estás aquí, parada sin hacer nada, viendo como tu hermana está a punto de decir adiós a este mundo—responde, haciendo que me sorprenda.

Karma no suele estar tan serio. Nunca le he visto de esta manera.

Pero tiene razón...No sirve de nada quedarme parada por mucho que esté pensando.

Asiento como si no me quedara más remedio.

—Veo que estás preparada¿Vamos, entonces?—su voz resuena en mis oídos, entre todo el barullo de las personas que gritan verdaderas barbaridades.

Me tiende su mano, esperando a que la coja.

Muchos pensamientos se arremolinan en mi cabeza. A partir de ahora pueden ocurrir cosas malas, muy malas.

Es como una parte de un videojuego de esos de vida y muerte, en los que si te matan y no has guardado la partida todo lo que habías hecho no sirve de nada y vuelves a empezar.

Solo que esto es la realidad, y si me matan...No volveré a comenzarla.

Es un momento decisivo.

—Vamos—respondo, con cierto tono de valor.

Agarro su mano con fuerza.

Ambos nos abrimos paso entre la multitud, para intentar llegar hasta Kayano.

Akabane avanza sin ningún temor...¿No tiene miedo?Siempre me pregunto lo mismo.

—¿Cómo es que no estás asustado?—pregunto, sin ser totalmente consciente.

En fin, qué se le va a hacer. De nuevo se me escapó.

Ya ni siquiera trato de luchar contra tal impulso, supongo que es un caso perdido.

Su verdad [Karma×Okuda]Where stories live. Discover now