Epílogo

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Las campanas nuevamente suenan, opacando el corretear de los niños y el cantar de algunos pájaros.

La felicidad que antes estaba dividida ahora pertenece a un solo reino. El Reino de Koroko.

Un Reino que a lo largo de su existencia ha presenciado infinidad de actos, tales como la traición, amistad, dolor, separación, amor...

Y sigue en pie, después de todo.

Su rey. Un rey solitario quien espera impacientemente a su reina, la cual está todavía a la merced de su propia voluntad, luchando contra temibles seres. Su cuerpo está tendido en la habitación del nuevo palacio Gris, que sustituye al de la Verdad y la Mentira, los cuales fueron derrumbados. La nueva estructura fue construida al instante, a pedido del falso dios Koro-sensei en el momento en que Rio Nakamura decidió desterrarse a sí misma de Koroko.

No dijo nada a nadie, no obstante dejó al lado de la cama de la reina un peluche con un conejo. Pelusín, el conejo de Rio. El causante de su odio hacia Karma, ahora tenía la oreja antes ausente cosida. Era mucho más bonito que antes.

Finalmente estaba arreglado.

Cierta peliverde y cierto peliazul mantuvieron distancias, debido a los sentimientos amorosos de Nagisa hacia Manami. Él decidió quedarse con Karma en el Reino.

En cuanto a Kayano, se terminó enamorando de alguien más, y terminó viviendo fuera de Koroko. No obstante, este día tan importante ha vuelto junto con su ahora esposo Itona, para celebrar el último Festival de todos. El Festival que finalizará los tiempos de separación de Verdad y Mentira, para así permitir que se unan oficialmente.

El sueño de la reina Manami Okuda al fin se ha cumplido. Es realmente irónico que ella no pueda verlo.

Incluso dos años después de su decisión, sigue sin despertar.

Karma Akabane, el monarca, sostiene su mirada en la durmiente Manami Okuda. La mantiene durante unos instantes. Se da cuenta en ese momento de lo importante que ella se había vuelto para él. Nunca pensó que llegaría a estimar a alguien de esta manera.

Se siente deprimido. Estúpido. Impasible.

La rabia crece en su interior cada día que pasa y Manami no despierta. Cada vez que él comprueba su pulso para comprobar si sigue viva.

Después de todo al pelirrojo solo le queda confiar en las palabras de su querida Okuda.

"—Volveré"

Sin embargo su paciencia y esperanza se agotan. Los primeros días no fueron tan dolorosos, pero pasados ya dos años sin poder comunicarse con ella...Hace que la angustia sea terrible.

Es la única vez que Karma derrama lágrimas totalmente sinceras, a la par que silenciosas. Nagisa le observa desde la puerta, sin que él se dé cuenta.

Karma no recordaba la última vez que lloró. Y menos debido a alguien.

En realidad nunca ha llorado por nadie y casi por nada.

Se pregunta contínuamente qué rayos le ha hecho esa mujer.

Aprieta los puños, harto de sentirse inútil.

—Ah...¿Por qué no despiertas, Okuda?¿Acaso no me ves?¿No puedes verme, a mí y a todos?Tu propio sueño está a punto de cumplirse, y tú sigues durmiendo. Eres una perezosa, realmente. Vamos, ya puedes despertar—habla Karma, cabizbajo. Las campanas repican de nuevo, anunciando que el Festival va a comenzar—Oh, vamos. Este era tu sueño¿Cierto?Vamos, sincera, no seas vaga. Despierta. Debes verlo. Debes ver lo que has causado en todos. Incluso en mí, el apuesto y genial Karma Akabane.

Su verdad [Karma×Okuda]Where stories live. Discover now