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Camila estuvo viendo películas con Sofi hasta que esta se quedo dormida (lo cual sucedió muy tarde, para desgracia de Camila, quien deseaba con urgencia hablar con la chica
de la ventana). Luego de llevar a Sofi a su cama, Camila volvió a su habitación, esperando que la misteriosa chica que vivía frente a su casa estuviese aun despierta.
Para su mala suerte, la chica de la ventana ya estaba dormida.

Camila gruño. Estaba frustrada. Quería conocer su nombre,
pero cada vez que lo intentaba alguien las interrumpía.
Primero la madre de la chica de la ventana, luego Sofi… “¿Ahora qué? ¿Un cerdo volador en tanga?”
Entonces sonrió al ver que había un papel pegado torpemente en aquella ventana de enfrente. La ventana
donde aquella chica apoyaba su mano derecha y la miraba con esos ojos que Camila nunca lograba ver más de un
par de milisegundos.

“Buenas noches, chica de la ventana”

Camila jamás había sonreído como lo hizo aquella vez.
……………………………………………………
Pero como siempre, las cosas buenas en la vida de Camila venían acompañadas de algo mucho peor. Se
levanto temprano y se alisto para ir a la escuela. Intento hablar con la chica de la ventana antes de irse, pero esta
estaba recostada sobre su cama, dormida, lo cual era raro pues al despertar Camila habría jurado que la chica de la ventana ya no estaba en su cama… Además, habían quitado el papel de su ventana. Frustrada por no poder hablar con la misteriosa chica de ojos escurridizos, Camila tomo una hoja y escribió en ella

“Buen día, chica de la ventana”,

la coloco sobre el vidrio y se fue.
Al llegar, Dinah y Normani la recibieron como siempre.

Dinah: ¿Cómo estás, Mila? –Pregunto Dinah mientras sacaba algunos libros de su casillero.

Camila: Bastante bien, en realidad –Contesto sonriendo. Camila no podía recordar lo sucedido con Austin y Luis el día anterior. Lo único que ocupaba su mente era la chica
de la ventana.

Normani: Mila, estas… extraña. Jamás te había visto sonreír tanto. ¡Ni siquiera cuándo Dinah te regalo una
pizza tamaño extra familiar por tu cumpleaños!

Camila: ¡ESTOY FELIZ, NEGRA! ¡ESTOY FELIZ!

Dinah: ¡Fiesta en casa de Mila! –Dijo no muy alto, burlándose de la felicidad de su amiga.

Normani: ¡Yo llevo la bebida!

Camila: ¡NORMANI!

Normani: Bueno, entonces llevo el Stripper… -Respondió entornando los ojos.

Camila: ¡NORMANI!

Normani: ¡Oh! Había olvidado que a ti no te gustan los chicos… em… tenemos que solucionar esto Mila.

Dinah: Yo era Stripper en vidas pasadas, Mila –Sonrió tentadoramente a Camila, y luego la abrazo y le beso la mejilla- Tu dime lo que quieras y yo lo hare, bebe –Y
seductoramente le guiño el ojo.

Camila se sonrojo de inmediato y se cubrió la cara con ambas manos, riendo. Dinah siempre hacían bromas
como aquella, y Camila siempre se sonrojaba. Sonrojarse formaba parte de la vida diaria de Camila Cabello.

Camila: Ustedes son insoportables…

Normani: Yo soy insoportable… Dinah es una caliente Stripper frustrada que va a bailar sobre una mesa esta
noche en tu casa.

Camila: ¿Saben qué? Púdranse –Dijo mientras les mostraba su dedo medio y luego se iba a su primera
clase del día.

La mañana pasó rápido. Luis Felipe y Austin parecían haber sido tragados por la tierra, lo cual hacía que Camila
se sintiera mejor que nunca. Sus clases transcurrieron normales. Durante el almuerzo, las chicas se sentaron en la mesa más alejada de la cafetería y comenzaron a
hablar como lo hacían todos los días.

La Chica de la VentanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora