capítulo 11

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Justamente el único puesto libre que había era entre Dybala y Álvaro, ya que mi querido amigo agarró el otro puesto vacante que era al lado de Pjanic

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Justamente el único puesto libre que había era entre Dybala y Álvaro, ya que mi querido amigo agarró el otro puesto vacante que era al lado de Pjanic.

-Oh, casi lo olvido. Ella es mi mejor amiga, Giselle. -todas las miradas se fijaron en mí y no pude evitar sonreír nerviosa. Álvaro volvió a repetir la frase pero en italiano.

-Te ves bien hoy, Gigi. -Pjanic halagó. Sentí a Paulo removerse a mi lado.

-Gracias. -reí ligeramente. Todos siguieron hablando animadamente, me gustaba ver una sonrisa en el rostro de Álvaro.

Álvaro había cambiado de puesto con Marko, o así había escuchado que le llamaban, porque quería hablar con Dani.

-Hola. -Marko saludó.

-Hola. -sonreí. Al fin alguien trataba conversar conmigo. Paulo simplemente hablaba con la persona que tenía del otro lado, me estaba evitando.

-¿Giselle, verdad? -él formó una sonrisa de lado, no había que negar que era guapo.

-Sí, pero llámame Gigi. -él asintió. Comenzamos a hablar, era muy entretenido hablar con él.

Me estaba contando algo que le había pasado con el equipo, una anécdota muy graciosa a mi parecer, así que estaba riendo sin parar hasta que sentí como una mano se posicionaba en mi muslo y mi risa se detuvo de golpe por la impresión.

-¿Estás bien? -Marko me miró frunciendo el ceño.

-Sí, sí. -ni siquiera a mí me había convencido. Giré mi cabeza hacia Paulo, quien miraba al frente tomando tranquilamente un vaso de agua con su mano libre.

-Bueno, como te seguía contando... -lo miré con una sonrisa para ocultar mi nerviosismo gracias al argentino que tenía su mano en mi pierna. Marko hablaba pero yo no le prestaba atención, Paulo seguía moviendo su mano, dejando leves caricias que me daban ganas de suspirar pero debía de aguantarme.

-¿De verdad estás bien, Giselle? -insistió Marko pero no pude responder porque la mano comenzó a subir y subir. Me paré de golpe, provocando que la mayoría de las miradas se posaran en mí.

Sonreí tratando de disimular y caminé al baño, menos mal que estaba solo. Me miré al espejo y arreglé mi cabello. Escuché la puerta abrirse pero no le di importancia, hasta que sentí unas manos colocarse en mi cintura. Alcé la mirada y vi a Paulo detrás de mí a través del espejo.

-¿Qué mierda, Paulo? -me giré encarándolo pero quedando muy cerca.- No puedes estar aquí.

-¿Qué te traés? -me miró, ignorando lo que dije anteriormente.

-¿Qué me traigo? -fruncí el ceño.- ¿Qué te traes tú? -me crucé de brazos. Él se quedó observando mi rostro por un momento.

-Pensé que aquí -nos señaló- había algo. -concluyó. Me miraba de forma acusadora, como si yo fuera la que hubiera arruinado todo.

Rivals // Paulo Dybala Donde viven las historias. Descúbrelo ahora