Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
-¡Isco! -corrí hacia mi hermano en cuanto lo vi.
-¡Gigi! -envolvió sus brazos alrededor de mi cintura y me alzó por el aire.
-Te extrañé. -besé su mejilla y comenzamos a andar en dirección a Paulo, que nos veía con una sonrisa tierna.
-Y yo a ti. -llegamos con Paulo.- Hola, bro. -hicieron el típico saludo de chicos para saludarse.
-Hola, Isco. -respondió Paulo con una sonrisa.
-¿Ya tienes todas tus maletas? -le pregunté al ver que no traía casi nada.
-Nada más traje esto. -señaló su bolso que llevaba en la espalda.- Nada más son tres días, no un año. -rió y yo puse los ojos en blanco.
-Bueno, vamos entonces. -irrumpió Paulo. Nosotros solo caminamos junto a él. Mi hermano se acercó a mí, rodeó su brazo en mis hombros y depositó un beso en mi cabeza.
-Te eché de menos, hermanita. -sonreí y pasé mi brazo por su cintura, por debajo de su bolso. Ahí me di cuenta lo mucho que necesitaba de mi hermano, comencé a sentir un nudo en mi garganta y me aferré más a Isco. Sin poder evitarlo, una lágrima cayó por mi mejilla.
-No llores, Gigi. -alcé la vista, Isco me miraba, limpió la lágrima.- Ya pasó, ya nada te pasará, ¿vale? -asentí y seguimos caminando en silencio hasta que llegamos al coche.
-¿Quieren pasar por algo de comer antes de ir a casa? -propuso Paulo en lo que prendió el motor del coche.
-Vale, muero de hambre. -estuvo de acuerdo mi hermano. Paulo comenzó a manejar.
...
-Entonces... sois novios. -Isco nos miró expectante, sin poder creérselo.
-Sí. -respondí con una sonrisa, ya se me había pasado la tristeza que me dio de repente.
-¿Desde cuando? -indagó.
-Desde hoy. -habló Paulo, dándole un trago a su Coca-Cola.
-Oh, vale. Enhorabuena, entonces. -sonrió honestamente. Continuamos la comida entre risas y charlas, al parecer Paulo e Isco se comenzaban a llevar bien.
Luego de terminar ahí, nos dirigimos a casa de Paulo.
-Ven, te llevaré a tu cuarto. -le dije a Isco, el asintió y me siguió.- Aquí está el mío. -señalé la puerta.- Ese es el tuyo. -entramos a la habitación que era la que se encontraba al lado de la mía.
-¿Vais a salir ahora? -me preguntó, lo miré extrañada.
-No, ¿por qué? -me senté en el borde de su cama.
-Le voy proponer que salgamos él y yo en la noche. -dijo.
-Acabas de llegar y ya vas a salir. -me crucé de brazos.
