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(amo amo amo amo amo este gif con mi vida)
-Si tú estás triste, no podré dar lo mejor de mí en el campo, Gi. -mientras soltaba mis incontrolables sollozos, Isco me abrazaba y yo hundía mi cara en su pecho. Su mano subía y bajaba lentamente por mi espalda, tranquilizándome.
-Lo siento. -me separé y lo miré. Él limpió mis lágrimas con su pulgar y me dedicó una cálida sonrisa.
-No quiero que llores por algún tío, Giselle. Ya sea mi mejor amigo o el argentino. No vale pena. -me miró serio y yo asentí, rodeando su cuerpo con mis brazos de nuevo.
-Te amo demasiado, Isco. -murmuré en su pecho, él dejó un beso en mi cabeza.
-Yo mucho más, hermanita. -revolvió mi cabello, despeinándome.
-¡Ey! -le reclamé riendo mientras acomodaba mi cabello.
-Debo ir a calentar, deséame suerte.
-Suerte y esperemos que Zizou te ponga de titular, porque te lo mereces, gilipollas.-le sonreí y él me devolvió la sonrisa para luego desaparecer por el túnel y salir a calentar.
La razón por la que estaba llorando era porque previamente, Marco me había dicho algunas cosas un poco hirientes, para toda chica hubieran sido hirientes; aunque claramente me habían dolido porque era la verdad y nada más que la cruel verdad.
1 horas antes.
Ya me estaba cansando de insistirle a Marco que, aunque sea me hablara, o me mirara, simplemente que no me tomara con indiferencia.
-Marco, por favor, solo escúchame. -lo tomé del brazo antes de que saliera del armario de mantenimiento que a duras penas, lo logré encerrar.
-No quiero escucharte, Giselle, en serio no quiero. Ahórrate tus palabras. -se dio la vuelta y yo no vi otra opción que tomarlo del brazo otra vez, pero esta vez besarlo. Al principio claramente estuvo impresionada y algo quieto, pero luego se relajó y me siguió el beso.
Por un momento abrí los ojos en medio del beso y noto como su ceño está fruncido y segundos después, me separa con un leve empujón.
- No, Giselle. Ya estoy harto de que me uses, porque eso es lo que haces, usas a las personas para tu beneficencia. Hieres los sentimientos de todos, pretendes estar enamorada de mi cuando la verdad por la única persona que sientes algo más, está en otro país y quien sabe si siente lo mismo ¡Yo te amo, Giselle!, pero no puedo estar cerca de alguien como tú, no me favorece de ninguna manera. -cuando Marco terminó de hablar, mi mirada estaba plasmada en la suya, sin parpadear ni nada, solo lo miraba. Él me observaba, sin romper el contacto visual, con sus ojos llenos de furia y a la vez tristeza. Se acercó a mí y dejó un leve beso en mi mejilla.- Perdóname, Giselle, pero como alguien cercano a ti, deberías seguir lo que dice tu corazón. -dijo antes de salir y dejarme sola, con lágrimas corriendo por mis mejillas.
