Capítulo 5: La primera pelea

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NICOLAS'S POV

El olor a humedad me golpeó antes de que siquiera entrara al salón de deportes.

—Hola Johnson.

—Qué tal, Nick —respondió un hombre grande y barrigón de unos cuarenta y siete años. El entrenador Johnson sonrió hacía mí sin dejar de mover el silbato que colgaba de su cuello.

Me acerqué a una de las paredes de su oficina y me recosté en ésta antes de hablar.

—Vine por el uniforme del equipo. ¿Por qué lo cambiaron?

—Ya, claro. Espérame lo busco. Realmente no sé, tú sabes cómo es la directora, quería algo más económico y el que usamos el año pasado siempre tenía sus detalles.

Se giró hacia los gabinetes metálicos tras su escritorio y sacó varias bolsas transparentes que puso sobre la mesa. Separó uno de otros hasta que seleccionó uno.

—¿Este año también hará audiciones?

—Sí, obviamente —afirmó—. Serán mañana y el miércoles en la tarde. Podrías venir y echarme una mano para seleccionar a los nuevos, eres de mis mejores jugadores.

Lo sé.

—Claro, veré si puedo venir.

Me pasó la bolsa transparente que tenía mi nombre hecho por un rotulador negro. Allí había dos camisetas, una sudadera azul con el nombre del equipo de lacrosse y un pantalón de chándal para entrenar y jugar. En la parte trasera de las camisetas y la sudadera se podía leer en letras grandes mi apellido. Hamilton.

—¿Le podrías dar a cada uno su uniforme?

—Nos vemos luego, Johnson.

Lo evadí y salí rápido del salón de deportes.

Seguí mi camino entre los pasillos vacíos y llegué a la cafetería. Las pocas personas que estaban se callaron al verme. Los ignoré y poco a poco volvieron a retomar sus conversaciones en voz más baja.

Cómo si yo fuera una cotilla. Ese era el puesto de Sean.

Me acerqué a la máquina expendedora y luego de tener mis galletas de chocolate tomé rumbo a reclamar mi horario y el código del casillero.

ARIA'S POV

Dos largas horas de clase basadas en presentaciones bastaron para que me doliera la cabeza. El timbre que indicaba el primer receso sonó haciendo que mi estómago se alegrara. Finalmente iba a comer sin tener que estar prevenida de que me descubrieran.

Al salir del aula de música, en dónde nos habían puesto a escoger un instrumento para tocar en el primer trimestre, me encontré con Sean cerca del salón.

—Hey.

—Hola, Sean.

Se inclinó un poco, señalando la dirección a la que iban la mayoría de personas.

—¿Vamos? Nos deben estar esperando.

—Sí, vamos ya. Estoy muriendo de hambre.

Rió para luego tocarme la barriga. Eh calma.

—Calma pancita, ya tendrás tiempo de alimentarte.

Esperaba que nadie comenzara a inventar que estaba embarazada y que Sean le hubiese hablado al "bebé".

Al llegar a la cafetería nos formamos en una de las dos filas que daban a las cajas registradoras. Sean movió el brazo hacía un grupo de dos chicas y tres chicos por lo que pude ver.

¿Quieres guerra? ©Where stories live. Discover now