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Narrado por Viviana.

Lo quiero, desgraciadamente así es, cada poro de mi cuerpo al verlo pide tener contacto, una brutal necesidad de tocarlo me invade, aunque sea un roce. Constantemente me encuentro bajo la presión de mi subconsciente que me grita, casi implorandome que le hable, y busque una de mil formas para acercarme a él de nuevo, inútiles escritos me surgen al mirarlo, y el bipolar deseo de matarlo en cada reglón es confuso, es como si en realidad quisiera matar esa parte mala de su persona, la misma que quisiera matar en mí, la orgullosa, prepotente, egoísta y todos los aspectos negativos que en nosotros habitan.

Ahora mismo la impaciencia me gobierna, quiero verlo, observar sus finos rasgos y escuchar su voz.

Me da asco y miedo, volver a sentir todo esto, eso llamado amor que en realidad es una locura, un sentimiento tan malditamente fuerte que te puede hacer pensar en la mismísima muerte si no eres correspondido. Algo que mata o mantiene con vida tu alma.

Es un arma asesina, que con tan sólo una mala palabra, una mala acción, un mal gesto, su gatillo puede ser jalado y ambos morirían. Es algo de dos, algo mutuo, si él te ama y tú lo haces, perdurará hasta que uno de los dos se canse.

No es para siempre, nada lo es. El amor es estricto y pide que se maneje con madurez, porque si no, lastima, hiere, corta, quema, desgarra, causa un daño irreversible, pero es útil, te enseña a ser más fuerte, te llena de experiencia y te previene de malas situaciones en un futuro.

Me levanto de la cama con prisa y ato mi llamativo cabello en un descuidada cola, me visto con lo primero que encuentro y calzo unas delicadas sandalias.

Salgo de casa y emprendo mi camino hacia la librería.

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Para mi buena suerte la chica que trabaja junto a él parece no haber asistido el día de hoy, me encuentro ya frente a la librería tratando de no verme tan estúpidamente débil y cambio mi expresión a una neutra.

Mi mano hace contacto con la fría puerta de vidrio, la empujo y esta se abre produciendo un tintineo, levanta la cabeza y sus ojos se clavan en los míos poniéndome nerviosa de inmediato, pero lo oculto con facilidad, ingreso del todo y él me sigue con la mirada.

Sale por fin de atrás del mostrador y habla.

-Buen día señorita, ¿en qué le puedo colaborar?- pregunta con tono amable, cómo si no me conociese y fuese una simple clienta.

-En aquél estante se encuentran los libros de fantasía, el siguiente es ju...- me explica pero lo interrumpo.

-¡No!, no vengo a comprar un libro, sólo quiero que me digas qué mierda estás haciendo conmigo, dame una solución, porque no quiero sentir nada por ti- digo con un tono de voz fuerte e imponente.

Se le nota realmente sorprendido, abre su boca pero parece que las palabras se hubiesen quedado estancadas y no quisieran salir.

-Yo no...- alcanza a decir pero se detiene y cierra sus ojos como tratando de calmarse.

-Ashton, me estoy enamorando de ti y no sé porque, ni le encuentro un motivo, estoy perdiendo de nuevo- musito resignada y fijo mi mirada en él.

10 de cada mes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora